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El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha lanzado la campaña ‘ÚNETE de aquí al 2030’ para poner fin a la violencia contra las mujeres. Esta iniciativa, gestionada por ONU Mujeres, es un esfuerzo de varios años que tiene como fin prevenir y eliminar toda forma de violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo.
Para ello, instan a los gobiernos, la sociedad civil, las organizaciones de mujeres, el sector privado, los medios de comunicación y todo el sistema de las Naciones Unidas a unir fuerzas para afrontar la pandemia mundial de violencia contra las mujeres y las niñas.
La campaña impulsada por ONU Mujeres se celebrará del 25 de noviembre al 10 de diciembre
Bajo el lema: “Pinta el mundo de naranja: ¡Financiar, responder, prevenir, recopilar!” ‘ÚNETE de aquí al 2030’, la campaña se celebrará con numerosas actividades desde el 25 de noviembre (Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer) al 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), "a fin de demostrar que la violencia contra las mujeres es la violación de los derechos humanos más predominante en todo el mundo", declara ONU Mujeres.
Según informan, estos 16 Días de activismo contra la violencia de género constituyen una campaña internacional que se lleva a cabo todos los años. Se originó por parte de activistas en la inauguración del Women's Global Leadership Institute en 1991 y, cada año, continúa bajo la coordinación del Center for Women's Global Leadership. Se trata de una estrategia de organización implementada por personas, instituciones y organizaciones de todo el mundo, con el fin de exigir la prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas.
En apoyo a esta iniciativa, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, hace un llamamiento para emprender medidas mundiales que generen conciencia, impulsen esfuerzos de promoción y compartan conocimientos e innovaciones en estas materias.
Alertan de un incremento de la violencia después del COVID-19
"La violencia contra las mujeres y niñas, y en particular, la violencia en el ámbito privado, se intensificó en todo el mundo", explica ONU Mujeres en un comunidado. "Existe evidencia de que las organizaciones por los derechos de las mujeres y las organizaciones de la sociedad civil se encuentran en la primera línea de atención, brindando sistemas de alerta temprana y realizando esfuerzos para adaptar la provisión de servicios relacionados con la violencia contra las mujeres y niñas, e integrar dicha violencia en los planes de respuesta frente a la COVID-19".
Según ONU Mujeres, la pandemia ha incrementado factores de riesgo clave para la violencia contra las mujeres y niñas, como la escasez de alimentos, el desempleo, la inseguridad económica, el cierre de escuelas, los flujos masivos de migración y la amenaza de levantamientos civiles.
Asimismo, informan de que hubo un alarmante incremento en múltiples formas de violencia contra las mujeres y niñas, en especial, manifestaciones físicas, psicológicas, sexuales y económicas de violencia doméstica, fomentadas por la inseguridad económica y alimentaria de los hogares y por las condiciones de vida en confinamiento, como resultado de las medidas de aislamiento y distanciamiento social. Por otro lado, el cierre de escuelas, la inseguridad financiera y alimentaria han incrementado el riesgo de violencia contra las niñas, incluso de explotación sexual, acoso y matrimonio infantil. Explican que existen, además, informes de una mayor cantidad de abusos y acosos sexuales, tanto en línea como fuera de ella y, en algunos contextos, un incremento en los femicidios.
Los matrimonios forzados se han profundizado durante la pandemia, que también ha repercutido en la salud mental y en los conflictos familiares
ONU Mujeres también indica que las prácticas nocivas, como la mutilación genital femenina y los matrimonios forzados se han profundizado aún más durante la pandemia. "Las cuarentenas y el aislamiento social han repercutido negativamente en la salud mental y, en consecuencia, han incrementado el riesgo de comportamientos problemáticos para sobrellevarlos, como la violencia y el conflicto familiar".
Por otro lado, aspectos derivados de la crisis del covid, como la movilidad física limitada o el cierre o la capacidad forzada de servicios de apoyo especializados (líneas de atención telefónica directa, refugios, centros de asistencia frente a la crisis, asistencia jurídica, tratamiento clínico en caso de violación, servicios de salud sexual y reproductiva) han obstaculizado que las sobrevivientes de violencia contra las mujeres y niñas puedan acceder a un apoyo que incluya asistencia médica primaria, acceso a la justicia, al sistema de salud, a una asistencia psicosocial y protección social.
"Los refugios y los centros de apoyo para sobrevivientes de casos de violencia contra la mujer se encuentran cerrados o luchando para adquirir alimentos y mantener las condiciones de higiene y sanidad necesarias para tomar casos", explican.
Por otro lado, también apuntan a que mujeres y niñas podrían asumir que el cierre de los servicios implica que los servicios para los casos de violencia no están funcionando. "Al estar confinadas con los agresores, pueden sentir inseguridad a la hora de buscar ayuda, lo que conduce a que se informe una menor cantidad de casos de violencia de los que existen ante las autoridades formales". Además, dada la existencia de la "brecha digital de género", es posible que las mujeres y niñas en muchos países no tengan acceso a teléfonos celulares, computadoras o internet para recurrir a los servicios que las ayudarían a abordar la violencia contra las mujeres y niñas, y/o a acceder a información actualizada sobre la COVID-19. "Los agresores pueden usar las restricciones impuestas por la COVID-19 para ejercer poder y control sobre sus parejas, a fin de reducir aún más su acceso a los servicios y al apoyo de redes formales e informales", apuntan.
"La humanidad corre el riesgo de dar marcha atrás"
"No se trata sólo de una crisis de salud pública, sino que la humanidad corre el riesgo de dar marcha atrás frente a décadas de avances en la lucha contra la pobreza y de exacerbar los ya altos niveles de desigualdad que existen", explica ONU Mujeres. "Las consecuencias sobre los derechos de las mujeres, su ejercicio de la libertad y autonomía corporal ya son visibles y han sido ampliamente documentadas por el personal de atención en primera línea en el terreno".
Así, el Sistema de las Naciones Unidas ha diseñado una estrategia de participación política, a fin de acelerar una respuesta política frente a la violencia de género en el contexto de la COVID-19 y promover medidas de tolerancia cero frente a la violencia de género en todas las esferas de la sociedad, en cualquier parte del mundo.
- Priorizar el financiamiento de un paquete mínimo de servicios esenciales que comprendan la prevención de la violencia de género en los paquetes de estímulo fiscal frente a la COVID-19.
- Poner a disposición financiación flexible para las organizaciones por los derechos de las mujeres que trabajen en el vínculo existente entre la COVID-19 y la violencia de género.
- Priorizar la financiación para la prevención de la violencia de género y la respuesta frente a ella en el Plan global de respuesta humanitaria frente a la COVID-19 y el Marco de impacto socioeconómico de las Naciones Unidas.
- Declarar una política de tolerancia cero frente a la violencia de género, con la implementación de un plan de acción concreto.
- Lanzar una campaña de movilización social de cambio de comportamiento frente a la COVID-19 (cambios en el sistema de atención y en las normas sociales, masculinidades positivas y violencia de género contra las mujeres, incluso aquellas que enfrenten desigualdades interseccionales).
- Llevar a cabo medidas explícitas para que los servicios destinados a las sobrevivientes de violencia de género sean considerados esenciales durante los confinamientos de la COVID-19 y garantizar la continuidad de una adecuada respuesta de la justicia penal.
- Garantizar que se mantengan y adopten servicios esenciales mínimos donde no existan.
- Recopilar datos para mejorar los servicios y programas de violencia de género (siempre garantizando que se concentren en la sobreviviente y se respeten los estándares éticos de seguridad).
El color naranja continúa siendo una herramienta clave que unifica todas las actividades. De este mood, edificios y sitios emblemáticos se iluminan y decoran de color naranja para llamar la atención de la comunidad internacional respecto a esta iniciativa de la ONU.
“Juntos y juntas podemos y debemos prevenir la violencia en todas partes, de las zonas de guerra a los hogares de las personas, mientras trabajamos para vencer a la COVID-19”, dice el Secretario General António Guterres.
Down España recuerda que la mayoría de las mujeres con síndrome de Down sufren algún tipo de violencia
Desde Down España han aprovechado el lanzamiento de la campaña de ONU Mujeres para recordar que la mayoría de las mujeres con síndrome de Down sufren o han sufrido algún tipo de violencia: física, psicológica, casos de discriminación, abusos e incluso esterilizaciones forzosas. Según su estudio ‘Mujeres con Valor’, la mayoría de las escenas de violencia que viven estas mujeres las protagonizan sus parejas, compañeros e incluso familiares. "Lamentablemente, esta investigación también ha evidenciado que, aunque parezca increíble, todavía hay familias en las que realiza el castigo físico", alarman. La Federación, que lanzó una Guía para la prevención de la violencia machista, trabaja para paliar las consecuencias de la realidad a la que se enfrentan las mujeres con síndrome de Down.
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