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Ya son 13 días a bordo del Open Arms y los 151 inmigrantes rescatados que aún siguen en la embarcación, no tienen un puerto seguro donde descansar. Por ello, varios han iniciado una huelga de hambre para pedir a la Unión Europea que encuentre una solución a su situación.
Prefieren morir en el mar que volver a Libia
En los últimos días, con la inacción de Europa, la tensión no ha parado de crecer en el Open Arms. De hecho, ha habido varias peleas entre los rescatados porque no hay espacio suficiente para dormir en cubierta. El espacio disponible se ha visto reducid. Se ha tenido que deshabilitar una zona por el temporal para este miércoles con olas de más de dos metros.
El Open Arms espera la evacuación urgente de un bebé con problemas respiratorios y de sus familiares. Mientras, continúa el cruce de declaraciones entre los responsables de la organización y miembros del Gobierno de Pedro Sánchez.
Las autoridades italianas acogerán al bebé, que será trasladado en las próximas horas a la isla de Lampedusa (sur). Según ha explicado a Efe la portavoz de la organización, Malta ha enviado un helicóptero para proceder a la evacuación pero no podía trasladar a toda la familia.
"Abrid los puertos", "Estamos más de 150 personas en un barco", "necesitamos salir"
Esto es lo que puede leerse en los carteles con los que los rescatados protagonizaron la primera protesta pacífica a bordo del Open Arms.
La mayoría de rescatados a bordo se reunió en la cubierta mientras uno de ellos comenzó a leer varias reivindicaciones dirigidas a los gobiernos europeos. "No os olvidéis. Estamos viviendo en el mar, no en tierra. Es peligroso para nuestras vidas. Por favor, dadnos una respuesta", clamaron ante los miembros de la tripulación. "Sabemos que no estamos solos, pero necesitamos una solución", "Estamos cansados. Tenemos estrés, estamos preocupados", repetían en un acto simbólico.
La incertidumbre empujó a un grupo de inmigrantes a realizar un conato de huelga de hambre este lunes. Se negaron a ingerir alimento durante todo el día.
Algunos han empezado a presentar vómitos, y se prevé que su malestar se intensifique a medida que las olas alcancen la altura prevista de 2,2 metros.
Desde la ONG afirman que se sienten "abandonados"
Open Arms ya logró ayer el desembarco en Malta de 8 personas, que se sumaron al del pasado domingo en Italia. Un inmigrante enfermo de tuberculosis, y de otras tres mujeres, dos de ellas en avanzado estado de gestación, el pasado 3 de agosto.
Y es que "cada día que pasa es más difícil" la vida en esta embarcación, donde los días de "abandono" empiezan a hacer mella. La ONG califica de "infame el silencio de Europa" y asegura que "la falta de humanidad y empatía les hace más culpables".
A pesar de ello, Italia insiste en que el Open Arms debe poner rumbo a España
El ministro del Interior de ese país, Matteo Salvini, ha reiterado que no abrirá sus puertos ni a esta nave ni a la de Viking Ocean, de Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Mediterranée, que también espera en alta mar poder llevar a tierra a 356 inmigrantes, entre ellos 103 menores de edad.
Entretanto, la Comisión Europea ha apelado a la "solidaridad" y "voluntad" de los Estados miembros para desembarcar o reubicar a los inmigrantes.
En España, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha sostenido que lo "más sensato" es que el Open Arms se dirija al puerto más cercano, que es el de Lampedusa en la costa italiana, y allí se atienda a los inmigrantes que están a bordo.
Paralelamente, el coordinador legal del buque español, Jaime Rodrigo de Larrucea, ha insistido en que España tiene la obligación legal de tramitar el asilo que el capitán del barco ha solicitado y se ha referido al artículo 176 de Ley de Navegación Marítima de 2014.
Otras ONG también han alzado su voz para pedir una solución
El presidente del Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR), Carlos Berzosa, ha remitido una carta a Pedro Sánchez para pedirle impulsar una nueva política migratoria que "contemple un plan de desembarco seguro y un plan de acción".
También la red Migrantes con Derechos, integrada por Cáritas, CONFER, Justicia y Paz y la Comisión Episcopal de Migraciones, han denunciado la pasividad de España, Italia y Malta.
Quien de momento ha respondido a estas súplicas es el alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, que ha ofrecido su ciudad en una carta enviada al presidente del Gobierno en funciones.
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