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La pandemia del coronavirus ha traído consigo un empobrecimiento generalizado entre los colectivos más vulnerables, que suelen estar encabezados por las mujeres.
En el año 2020, Manos Unidas aprobó 45 proyectos, por importe de 2,7 millones de euros, destinados, específicamente, a trabajar por los derechos de las mujeres y la equidad.
La emergencia derivada de la pandemia está teniendo un grave impacto en el día a día de millones de mujeres y niñas en el mundo
Las medidas de confinamiento, las restricciones de movilidad, la crisis económica, el cierre de las escuelas y la masificación de los centros de salud, entre otros, están llevando a millones de mujeres a situaciones límite con una multiplicación de la carga de trabajo y estrés, según informa Manos Unidas en un comunicado.
Según diversas organizaciones y socios locales con los que trabaja Manos Unidas, las mujeres han visto cómo, durante muchos meses, el hogar se ha convertido en escuela, espacio de trabajo y centro de ocio y de cuidado de la salud, con el consiguiente incremento de la carga de trabajo, generalmente no compartida.
Aumentan el abandono escolar y embarazo adolescente
Por otro lado, el cierre de los colegios ha aumentado, también, los casos de abusos contra las niñas, el abandono escolar y los embarazos adolescentes. “De hecho algunos de los proyectos que hemos aprobado en estos meses tienen como objetivo la prevención del abandono escolar, de los matrimonios precoces y de los embarazos durante la pandemia. Y algún otro, por ejemplo, en Mukuru (Kenia), ha dedicado parte de sus fondos al apoyo psicosocial a adolescentes que han quedado embarazadas durante el confinamiento. Y, también, en Patna, la capital del estado indio de Bihar, continuamos apoyando un programa de apoyo a mujeres vulnerables residentes en slums muy precarios donde entre otras acciones, se ha puesto en marcha una actividad para que las niñas y adolescentes aprendan autodefensa para combatir el tráfico de personas y las agresiones”, explica Encarni Escobar, del Área de Proyectos de Manos Unidas.
Entre las muchas consecuencias que la pandemia está teniendo entre las mujeres, destaca, también, un notable aumento de la violencia tanto dentro como fuera del hogar, un incremento de la precariedad laboral y un alza de los casos de tráfico de mujeres y niñas.
“La realidad de estos meses está demostrando que el hogar, un espacio que en teoría debería ser seguro, se ha convertido en una trampa para muchas mujeres víctimas de la violencia”, señala Lissette Hernández de la Asociación Kalli Luz Marina. Además, la pandemia ha retrasado muchos de los procesos judiciales en marcha “y las mujeres se están viendo obligadas a convivir o a encontrarse con sus maltratadores, con el consiguiente riesgo para ellas”, explica.
En este sentido, Raquel Reynoso, presidenta de la Asociación SER en Perú y socio local de Manos Unidas en el país andino, denuncia que, durante los primeros meses de confinamiento, desaparecieron en Perú 900 mujeres, un promedio de ocho mujeres al día.
Otro de los graves problemas a los que se han tenido que enfrentar las mujeres durante la pandemia: el drama del hambre y de la pobreza derivadas de la pérdida de ingresos
“Las mujeres empobrecidas son las más pobres entre los pobres”, asegura, desde Israel, la misionera Alicia Vacas. Generalmente, las mujeres trabajan en empleos precarios y mal remunerados y han sido las primeras en ser despedidas de sus puestos de trabajo durante la pandemia. La religiosa comboniana se refiere, específicamente, al colectivo de mujeres migrantes africanas en busca de asilo en Israel, “las más vulnerables entre los vulnerables, por ser mujeres, por ser migrantes y por ser africanas”.
Durante los sucesivos confinamientos que ha sufrido Israel en este año, “estas mujeres han padecido lo indecible, pero su sufrimiento ha desencadenado, también, un vendaval de solidaridad para acompañar y sostener a las familias más vulnerables”, explica Alicia Vacas.
La pandemia ha acentuado las múltiples discriminaciones que, ancestralmente, padecen las mujeres
Por ello, desde sus comienzos hace ya 62 años, Manos Unidas ha trabajado por la igualdad efectiva, en derechos, capacidades y oportunidades entre mujeres y hombres. Ese es uno de los principales objetivos de la ONG de la Iglesia católica y por eso, la ‘mirada de género’ está presente en su trabajo diario.
Porque no es de recibo que, a pesar de que las mujeres conforman la mitad de la población mundial, sigan siendo objeto de múltiples discriminaciones, exclusión y gran vulnerabilidad.
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