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El papa Francisco celebró hoy en la Sala Regia del Vaticano una oración con 500 personas representantes de etnias gitanas y aseguró que "sufre" cuando lee en la prensa lo que sucede a algunos de ellos.
El papa Francisco preside la audiencia general semanal
"Os soy cercano. Cuando leo en los periódicos cosas feas (que suceden a los gitanos) yo sufro. Hoy he leído algo feo y he sufrido porque esto no es civismo. El amor es civismo", dijo Francisco en un discurso improvisado a los representantes de las etnias rom y sintis presentes.
Amenazas en Roma a una familia de gitanos
Las palabras del papa llegan después de que ayer grupos varios grupos de vecinos de un barrio de la periferia de Roma increparan, insultaran y amenazaran a una familia de gitanos a la que se le había asignado una casa de protección oficial.
En la ceremonia de hoy se escucharon los testimonios de un cura gitano y de algunas mujeres nómadas que explicaron las discriminaciones que han tenido que sufrir.
"En las testimonios hemos oído el dolor amargo del rechazo que se siente, cuando a veces no os quieren ni tocar", afirmó Francisco.
El papa agregó que muchos dicen: "Esa gente es pecadora", en referencia a los gitanos, pero aseguró que los "todos somos pecadores" y "no nos podemos lavar las manos con los pecados de los demás".
Al papa le "enfada" que la gente se haya acostumbrado a hablar de las personas "poniendo adjetivos"
"Este es así o así y ponemos el adjetivo, y esto lo destroza porque no deja que sea una persona. Son personas. Los niños son personas. No podemos decir nosotros que son malos o buenos...", dijo en su alocución.
Francisco aseguró que aunque se diga que es "un problema político, social, cultural, o de lengua" esto es secundario porque el verdadero problema del rechazo a las personas "es la distancia entre la mente y el corazón".
Ante las denuncias de los gitanos, Francisco aseveró que "es verdad que hay personas consideradas de segunda clase" pero que "los verdaderos ciudadanos de segunda clase son los que descartan a la gente".
En esta ceremonia se escucharon los cantos tradicionales rom y sinti en sus respectivos idiomas y el papa saludó uno a uno a cerca de las 500 personas presentes.
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