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La tasa de paro juvenil alcanza el 33,4 %, la más alta de toda la Unión Europea, y ha crecido 13 puntos desde la crisis financiera de 2008. En concreto, el desempleo entre los jóvenes de nuestro país suma 72.000 parados más desde el verano y supera los 540.000.
España vuelve a registrar el desempleo juvenil más alto de Europa
Según los datos de Eurostat, uno de cada cinco jóvenes europeos en paro es español.
Entre las grandes economías europeas, la tasa de paro juvenil se situó en noviembre en el 23 % en Italia, en el 18,3 % en Francia y en el 5,8 % en Alemania.
Junto a España, solo Grecia superó la barrera del 30 %. Y es que el peor dato suele disputarse entre ambos países mediterráneos. El problema de España no es nuevo.
Detrás de estas cifras los expertos coinciden en señalar las deficiencias del sistema educativo y la alta temporalidad a la que tradicionalmente han estado ligados al empleo juvenil.
La evolución del paro juvenil refleja claramente el efecto de las crisis
Los contratos temporales fueron los primeros que cayeron en pandemia. En concreto, un problema del que se resiente el empleo juvenil y que se refleja en el paro es la elevada tasa de temporalidad que, según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), en el primer semestre de 2022 alcanzaba el 60 % entre los menores de 25. Esa temporalidad va ligada a una mayor vulnerabilidad.
En la pandemia, según los datos del INE, la tasa pasó de un 32,99 % en el primer trimestre de 2020 a un 40,45 % en el tercero. Del mismo modo, la crisis de 2008 disparó la tasa de desempleo entre menores de 25 años por encima del 55 % a principios de 2013, un pico que se ha ido corrigiendo, aunque no se ha conseguido devolverla por debajo del 25 %, como ocurría antes de 2008. No obstante, la reforma laboral de 2022 sí ha contribuido a reducir la temporalidad. En el último trimestre de 2021, el 69 % de los jóvenes asalariados contaban con contratos temporales, una proporción que se redujo a cerca del 50 % a finales del año pasado.
El otro gran lastre del paro juvenil está ligado a la formación
Por un lado, tenemos el abandono temprano de la educación, que mide el porcentaje de jóvenes de entre 18 y 24 años que ha alcanzado como máximo la educación secundaria obligatoria y no continúa formándose, afecta al paro juvenil, ya que, a menor nivel de estudios, las tasas de desempleo se disparan.
Según el último Observatorio de Emancipación del CJE, la tasa de paro entre los menores de 25 años con estudios primarios o estudios secundarios obligatorios se situó en el primer semestre de 2022 por encima del 42 %, frente al 26 % entre aquellos jóvenes con estudios secundarios postobligatorios y al 16,6 % entre los titulados superiores. De hecho, de los casi 200.000 parados menores de 25 años registrados en diciembre en las oficinas del SEPE, el 90 % tenían como máximo estudios secundarios.
Por otro lado, el segundo problema es el mal diseño de la formación profesional en España comparado con otros países europeos como Alemania. El sistema educativo no se ha ajustado realmente a lo que necesitan las empresas.
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