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Aunque parezca contradictorio, existe una gran cantidad de personas, y parece que cada vez más, a las que les gusta pasar miedo. Auténticos fans de películas, series o libros de terror, historias que te ponen el corazón a mil por hora o que te horrorizan. Tan grande es esta afición a las historia que te ponen los pelos de punta, que cada año se estrenan una hilera de películas dedicadas exclusivamente a esta temática y que pocas veces pasan desapercibidas.
Y es que el cine es uno de esos lugares predilectos a los que se acude para pasar miedo. Quizá sea por su capacidad de introducir al espectador en esas historias, por la oscuridad de la sala o por que cada vez se hace una mayor inversión en producciones que que atraigan al público en masa a las salas de cine. Con esta curiosidad por lo aterrador, también se ha abierto la veda a descubrir nuevas formas de causar miedo, así nos encontramos con subgéneros como el terror psicológico, el de lo paranormal o el que simplemente te da 'mal rollo'.
Pasar miedo en el cine es un placer culpable
Pero, ¿Por qué parece gustarnos tanto pasar miedo? Podemos responder a esta pregunta desde un plano más reflexivo, como el que defienden la novelista Pilar Pedraza o Jordi Sánchez Navarro, director de los estudios de comunicación de la UOC, en una entrevista para el medio 'Cultura'.
Ambos ven en las películas de terror un género capaz de representar "miedos inconscientes mediante imágenes de gran impacto", para Pedraza o que "la vigencia del terror se basa fundamentalmente en la propia capacidad de adaptación del género. El cine de terror se adapta a los miedos de la época en la que se hace y los transforma en ideas relevantes para el público”.
Por su parte, la periodista y escritora Desirée de Fez, para el mismo artículo, comentó que es posible llegar a "buscar teorías casi psicológicas" para explicar este placer por el pasar miedo, atribuyéndolo a la necesidad de las personas de “buscar un entretenimiento que te permita descargar tensiones, o más epidérmico, o ver proyectados sus miedos"
Estas no son las únicas explicaciones que surgen sobre el porqué de que nos guste pasar miedo. En un aspecto más biológico, es posible que su origen se encuentre, una vez más, en los procesos químicos que experimentamos a nivel cerebral y en los que la adrenalina juega un papel fundamental.
La adrenalina que da el miedo
Cuando nos enfrentamos a situaciones que requieren de nuestra respuesta activa o que nos producen miedo, la liberación de adrenalina se activa inundando nuestro cerebro. Una vez que salimos de la sala de cine donde hemos experimentado estas sensaciones y nos damos cuenta de que estamos 'a salvo', nuestro cerebro se regula generando sensaciones liberadoras y sí, también de placer.
Y tú, ¿Por qué crees que te gusta pasar miedo?
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