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En el pintoresco pueblo de San Agustín del Pozo, ubicado en la provincia de Zamora, se encuentra un auténtico tesoro astronómico. Aquí, en la zona cero de la España Vaciada, vive un hombre extraordinario conocido como el Pastor Galáctico: Joaquín Tapioles. En este relato, sumergirse en el fascinante mundo que él ofrece es una experiencia que nos permite explorar los misterios del firmamento mientras pastorea sus ovejas, todo desde el observatorio astronómico que él mismo ha construido con pasión y dedicación.
Zamora, un rincón celestial sin igual
Zamora, a pesar de su falta de renombre en comparación con Hollywood, brilla con una intensidad única cada noche. Este lugar es conocido por su propio "Paseo de las Estrellas", pero a diferencia del famoso bulevar californiano, el de Zamora es mucho más reservado y, lo más importante, infinitamente más vasto.
La ausencia de industrias, población y contaminación lumínica, resultado de la acelerada despoblación de la provincia, convierte a Zamora en un auténtico paraíso terrenal para los amantes de la observación astronómica. Este recurso turístico inexplorado, respaldado por pastores, astrofísicos y miembros de la Agrupación Zamorana de Astronomía, busca obtener el reconocimiento de "destino Starlight" para valorar adecuadamente su riqueza astronómica de la mano del Pastor Galáctico.
La odisea del Pastor Galáctico en San Agustín del Pozo
En el centro de esta historia narrada por Guía Repsol, se encuentra San Agustín del Pozo, un pintoresco pueblo con apenas 200 habitantes, que yace en el corazón de la Reserva de las Lagunas de Villafáfila. Aquí, rodeado de ánsares, cernícalos, avutardas y otras criaturas aladas, Joaquín Tapioles, conocido como el Pastor Galáctico, ha hecho su hogar durante los últimos 62 años.
Mientras que muy pocos de sus vecinos han sentido curiosidad por lo desconocido, la historia es completamente diferente para los forasteros, como lo demuestra su libro de visitas. Sus páginas están llenas de elogios, describiendo la experiencia como "para enmarcar", "inolvidable", "maravillosa", "espectacular", "impresionante" y "apasionante". La palabra más repetida en estas páginas es "gracias".
La aventura espacial comienza cerca del número 2, curiosamente, en la calle La Luna. Los sonidos de los carrillones de viento en el corral acompañan los balidos de las ovejas, mientras que el ganado espera atención. Mientras los planetas orbitan alrededor del sol, las ovejas, en su pequeño establo, esperan pacientemente a que Joaquín, su pastor galáctico, cuide de ellas. Tras acariciar a un cordero lechal, una delicia culinaria de Zamora, Joaquín se cambia de su atuendo de trabajo al imaginario traje espacial. El observatorio está ubicado en una esquina del corral, donde un gato blanco deambula entre numerosas macetas hechas de bidones de plástico. Aquí, todo se recicla, se aprovecha o se transforma.
Un Universo al alcance de la mano
Para ingresar al fascinante recinto astronómico, se atraviesa una pequeña puerta galvanizada. En la planta baja, las cuatro paredes de este misterioso refugio, que custodian la escalera que conduce a la cúpula, albergan una pequeña pero universal exposición. Están decoradas con fotografías espaciales capturadas por Joaquín a través de su cámara analógica, mostrando imágenes de Saturno, Marte, la constelación del Cisne, el cometa Hale-Bopp y el tránsito de Venus por el Sol, con la sombra de un avión volando en ese momento, entre otras. Además, en las paredes se encuentra un diploma otorgado por la NASA en agradecimiento a la colaboración del pastor durante una de sus misiones espaciales.
Frente a estas imágenes fascinantes, se encuentra un extraordinario mural pintado a mano por este Pastor Galáctico que representa la nebulosa Cabeza de Caballo en el cinturón de Orión.
La verdadera magia comienza cuando Joaquín te guía hacia las estrellas gracias a un mando de Super Nintendo. Este Pastor Galáctico explica que dicho mando le permite controlar el telescopio, con la cruceta elige su movimiento, pulsando el botón verde se desplaza más rápido y con el azul, más lento. Como si de un videojuego se tratara, Joaquín comienza su "partida". La cúpula empieza a girar y el espectáculo estelar da inicio.
El nacimiento del Pastor Galáctico y su pasión por el cielo
El origen de esta extraordinaria historia se remonta a la infancia de Joaquín. Criado en una familia de pastores en Tierra de Campos, se enamoró del cielo una noche de verano cuando tenía unos 10 años. Mientras ayudaba a su padre a recoger las ovejas en una madrugada de agosto, coincidió con una lluvia de estrellas, posiblemente las Perseidas. Esa experiencia marcó su destino y lo llevó a interesarse por el cielo. Joaquín compró unos prismáticos modestos para observarlo mejor, y desde entonces, nunca dejó de mirar hacia arriba.
A lo largo de los años, su pasión lo llevó a devorar libros y revistas sobre el universo mientras pastoreaba su rebaño en los campos de Tierra de Campos. A pesar de la topografía plana de la región, los vastos horizontes estimularon su curiosidad y lo llevaron a explorar el cosmos. Descubrió las Lágrimas de San Lorenzo y, desde ese momento, se comprometió a observar las maravillas celestiales con mayor profundidad.
La construcción del Observatorio Galáctico
La pasión de Joaquín por la astronomía fue ampliándose con el tiempo, pero los objetos celestes que deseaba explorar aún se encontraban a una distancia astronómica. En 2003, decidió tomar cartas en el asunto y construir su propio observatorio astronómico en su corral. Le dijo a su esposa: "Voy a construir un observatorio astronómico en el corral". Sin más preámbulos, se embarcó en este proyecto ambicioso, desafiando la gravedad y las dudas de los lugareños.
Mientras algunos vecinos se preguntaban si aquel edificio blanco en construcción sobre los tejados de barro y uralita sería un lugar para curar chorizos o un silo para almacenar alimento para el ganado, Joaquín estaba creando una ventana al firmamento. Este observatorio se construyó en medio año, utilizando ladrillos, hierro y una dosis saludable de determinación. Para Joaquín, no era solo un edificio; era un santuario desde el cual podría explorar el universo.
Cómo organizar la visita
Para organizar una visita guiada al observatorio de Joaquín Tapioles en San Agustín del Pozo, es necesario ponerse en contacto a través del correo electrónico pastorgalactico@gmail.com.
Asimismo, a solo 20 minutos de Zamora capital, también se encuentra el observatorio del astrofísico Javier Domínguez en Sobradillo de Palomares, en la comarca de Sayago. Puede realizar su reserva vía telefónica (625 86 83 29 o 980 51 22 22) o bien por e-mail: info@observatoriosobradillo.es
Los mejores lugares para observar las estrellas en Zamora
Además de la experiencia única ofrecida por el Pastor Galáctico en San Agustín del Pozo, Zamora ofrece otros lugares impresionantes para observar las estrellas:
- La Laguna de los Peces: Ubicada en el Parque Natural del Lago de Sanabria, esta laguna de origen glaciar es un lugar privilegiado para la observación astronómica debido a su lejanía de la contaminación lumínica.
- Los Arribes del Duero: En la frontera con Portugal, este paraje natural ofrece un impresionante cañón formado por el río Duero y es ideal para la observación de estrellas debido a su escasa contaminación lumínica.
- La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila: Además del observatorio de San Agustín del Pozo, esta reserva y otras áreas de Zamora como la Sierra de la Culebra y Aliste son lugares recomendados para el turismo astronómico durante todo el año, especialmente durante eventos como las Perseidas y las Leónidas.
En definitiva, la historia del Pastor Galáctico y su observatorio en Zamora nos invita a mirar hacia lo alto, más allá de nuestro mundo cotidiano, y a apreciar la belleza del universo que nos rodea. La pasión y dedicación de Joaquín Tapioles nos recuerdan que el cielo nocturno sigue siendo un misterio fascinante que espera ser explorado y apreciado, incluso en los rincones más remotos de nuestro planeta.
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