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Más de la mitad de los perros muestran síntomas de ansiedad por separación de sus tutores en la vuelta gradual a la normalidad tras la pandemia, según estiman los datos de la Real Sociedad Canina de España (RSCE).
Durante más de un año, el vínculo entre los canes y sus familias fue muy estrecho con el confinamiento y las restricciones, haciendo que estos últimos pasaran más tiempo en casa con sus mascotas.
Por ello, ahora que se recuperan las viejas rutinas, los animales pueden presentar cuadros de ansiedad al quedarse solos y pensar que puede ser de forma definitiva.
Los perros y su estado psicológico al quedarse solos
Según la RSCE, la relación entre estas mascotas y sus cuidadores ha cambiado de forma muy significativa con la pandemia, pues muchos cachorros han crecido muy apegados a ellos, mientras que otros pasaron de estar mucho tiempo solos de lunes a viernes a tener a su familia en casa las 24 horas del día.
Esta situación de mayor apego ha sido satisfactoria para ambas partes, según la RSCE, que apunta que "ahora, con la vuelta a la vida anterior a la pandemia, los perros están empezando a sufrir secuelas por su regreso a más horas de soledad".
"Los más pequeños, de hecho, se enfrentan a un cambio de vida total, por lo que pueden aparecer alteraciones tanto físicas como emocionales en forma de estrés y ansiedad por separación", recalca la RSCE.
En este caso, los perros pueden desarrollar determinados vicios, como:
- Aumento de los ladridos
- Adaptación de conductas agresivas y destructivas que sólo busquen una demanda de atención ante lo que las mascotas consideran una ‘pérdida’.
En cuanto a las secuelas físicas, si la pandemia ha servido para dar más paseos con los perros y que hagan más deporte, la vuelta a la rutina puede llevar a un aumento de peso en las mascotas y, en los más ancianos, alerta la Canina, una pérdida de movilidad y una alteración de sus necesidades fisiológicas.
Para paliar estos casos, la RSCE recomienda llevar a cabo periodos de adaptación en el cambio de las rutinas, de forma que las mascotas se puedan ir acostumbrando a la nueva situación.
Es decir, si se puede, evitar hacer un cambio brusco de vida e ir dejando al perro solo cada vez más tiempo de forma paulatina.
Si la familia cuenta con varios miembros, la RSCE aconseja hacer las salidas de forma escalonada para que la soledad absoluta se minimice e intentar que la mascota los acompañe en la mayor parte de sus nuevas salidas de ocio.
El núcleo familiar tiene que trabajar para que nuestros fieles amigos no sufran las consecuencias de cambios bruscos
Si se trata de personas que viven solas con su mascota, recomienda contar con amigos o familiares que puedan quedarse con el perro algunas horas y que no pase tanto tiempo solo.
En el caso de las salidas con los perros y sus comidas, propone espaciarlas poco a poco en un plazo de dos semanas para poder llegar a la pauta que se va a seguir finalmente con los horarios definitivos que cada familia tenga.
Pero si se dan conductas más graves en nuestros perros, como un aumento de la agresividad, la RSCE considera importante acudir a un profesional, desde el criador hasta especialistas en comportamiento canino como adiestradores o etólogos.
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