Lectura fácil
Las personas comenzamos a crear modelos mentales sobre los otros individuos con los que nos relaciones tras pasar cuatro minutos.
Es decir, basta ese tiempo para que podamos tener una idea de cómo es la personalidad de los otros individuos, para que después podamos adivinar cuál va a ser su comportamiento en el entorno laboral.
Así lo demuestra el experimento de dos profesores de economía en la Universidad de Warwick, Reino Unido, que realizaron un experimento con 338 participantes, con el objetivo de descubrir el impacto que tienen las conexiones triviales en personas que trabajan juntas.
Objetivo del estudio en la relación de las personas en diferentes entornos
Los autores señalan que este estudio es exploratorio y que podría servir como un primer paso hacia futuras investigaciones sobre los vínculos entre las impresiones de personalidad y la toma de decisiones estratégicas en una variedad de contextos del mundo real.
Es por ello, que a la hora de establecer un buen entorno laboral, son importantes aquellas charlas en el ascensor de la oficina con los compañeros de trabajo con los que no tienes apenas relación.
El estudio apunta que esos cuatro minutos son claves en las personas para conocer algo de la personalidad de aquellos con los que se comparte una gran cantidad de tiempo y de espacio.
Para llevar acabo el análisis, las personas tuvieron que completar de forma individual una prueba de personalidad y coeficiente intelectual,
Después, se dividieron en parejas de dos grupos:
- El primer grupo de personas no interactuó.
- El segundo grupo mantuvo una charla de cuatro minutos con mensajes de texto, sin conocer nada los unos de los otros, ni siquiera el sexo de aquellos con los que estaban hablando.
Tras la pequeña charla del segundo grupo, se pidió que las personas adivinases rasgos de personalidad de sus interlocutores, juzgando diferentes factores como niveles de extroversión o introversión, si eran tímidos o audaces o si parecían cálidos o tímidos.
La trivialidad de las conversaciones
La investigación concluye que tras los cuatro minutos, se veía que eran suficientes para que las personas detectemos como será trabajar con los otros individuos.
Los investigadores descubrieron que los que participaban en conversaciones triviales habían aprendido a conocerse mejor que los que no y eran capaces de trabajar mejor juntas.
"Nuestro trabajo destaca la importancia de la comunicación regular de 'pequeñas conversaciones', incluso cuando no parece relevantes o importantes. A través de interacciones breves, aparentemente triviales con los demás, somos capaces de predecir las personalidades de las personas con las que hablamos, lo que a su vez mejora nuestro desempeño cuando interactuamos con ellos en el futuro", concluyen los autores de la investigación.
Añadir nuevo comentario