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Con el verano y la subida de temperaturas, el mar, lagos y piscinas son un lugar estupendo para refrescarnos, desconectar del trabajo o realizar deporte, aunque… ¿somos conscientes de las precauciones que debemos tener? Los gérmenes que pueden concentrarse en estos lugares, pueden provocar diversas infecciones. Para ello es bueno estar al día y desde GNDiario compartimos algunas propuestas para que pongas toda tu atención y disfrutes de ese momento en el agua.
Calidad sanitaria de las aguas
En primer lugar, el agua de los recintos públicos debe pasar los controles sanitarios, de esta manera se evitarán riesgos para las personas que acudan a disfrutar del baño. Estas normas contemplan el tratamiento del agua, cuya finalidad es evitar las alteraciones de su calidad por un uso incorrecto, por el hecho de estar estancada, por el propio uso del público, etc, y que estas condiciones pueden facilitar la existencia de agentes contaminantes:
- Bacterias: causantes de enfermedades como otitis, conjuntivitis, gastroenteritis, etc.
- Virus: como los causantes del papiloma y la hepatitis A.
- Hongos: que suelen desarrollarse en las zonas húmedas anexas al vaso, provocando enfermedades como el pie de atleta o la candidiasis.
- Algas: que pueden proliferar debido a tratamientos inadecuados del agua o a la presencia de nitratos, y contribuir a la aparición de los anteriores.
Infecciones más comunes en piscinas
- Infecciones dérmicas: Se trata de uno de los focos donde debemos poner más atención tanto en playas como en piscinas. Poner atención a nuestra piel y en concreto a sus zonas más delicadas, para ello, el cloro de las piscinas no será un buen aliado.
Una de las medidas más certeras, es darse una ducha antes y después de tomar el baño. En este sentido, con respecto al cloro y su medición, debe ser la apropiada. Un exceso de cloro puede producir irritaciones, no sólo en la piel sino también en los ojos. Si, por el contrario, el nivel es más bajo del que debe ser, pueden crecer gérmenes en el agua y ser una fuente de infecciones.
Reducir la orina en piscinas es una medida muy útil aunque difícil de controlar. Con la micción pueden aflorar algunos gérmenes.
Con respecto a la piel, también puede aparecer el granuloma de las piscinas, una infección bacteriana en forma de nódulo que se produce sobre todo en codos y rodillas. También hay que mencionar otra de las infecciones más frecuentes, el pie de atleta, provocada por hongos que se encuentran en el suelo. La forma de evitarlo es con secando bien la planta de los pies y dando especial tiempo a secar la piel entre los dedos. En este aspecto, es conveniente no compartir toallas, bañadores ni llevar demasiado tiempo un traje de baño mojado.
- Infecciones de mucosas: en este caso, las infecciones se localizan en la rinofaringe, ojos y oídos, provocando rinitis, conjuntivitis y otitis.
- Infecciones en los ojos: es una de las partes de nuestro cuerpo sobre la que debemos poner una gran atención. En playa y piscina hay que cuidar los ojos para evitar irritaciones e infecciones.
Con respecto a los ojos rojos, el cloro y la sal provocan irritaciones, enrojecimiento y sequedad en los ojos. Para ello, hay que proteger los ojos en el agua,
¿Qué ocurre con la conjuntivitis?
Es una de las infecciones de ojos más frecuente. Hablamos de una inflamación de las membranas que recubren la superficie interna de los párpados y la superficie anterior de la córnea. Encontramos distintos tipos de conjuntivitis:
- Alérgica: provocada por el contacto con detergentes como el cloro en las piscinas.
- Bacteriana: por bacterias de los orines o fecales.
- Fúngica: por hongos procedentes de prendas largamente húmedas.
- Vírica: por moluscos, cuya incidencia en las piscinas es importante sobre todo en los niños.
Este tipo de infecciones en la piscina la evitaremos usando gafas de agua para reducir el contacto con sustancias irritantes como el cloro y con algunos gérmenes típicos de este medio.
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