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Como bien es sabido, la energía solar fotovoltaica es considerada como la energía renovable que tiene mayor potencial y esto ha hecho que, el sol, se haya convertido en uno de los mejores aliados en este sentido gracias a la instalación de placas solares las cuales, están diseñadas para aprovechar al máximo la luz solar. Todo esto permite que se puedan alcanzar modelos más sostenibles y, sobre todo, respetuosos con el medio ambiente.
Cuando se habla de paneles solares se está haciendo referencia a dispositivos que están diseñados para poder convertir la luz del sol en electricidad. Habitualmente, estos elementos cuentan con celdas fotovoltaicas que lo normal es que estén fabricadas en silicio, las cuales, son las encargadas de absorber los fotones de luz solar para, posteriormente, generar corriente eléctrica.
Aunque se habla de placas solares en general, lo cierto es que hoy en día existen diferentes tipos de ellas, destacando tres principalmente que son las solares térmicas, las fotovoltaicas y las híbridas. En cualquier caso, para tener más detalles, aquí se puede obtener más información sobre placas solares.
Tipos de placas solares
Según los últimos datos publicados por la Agencia Internacional de la Energía, durante este año, las renovables se van a convertir en la primera fuente mundial de energía eléctrica. Esto, en gran parte, es debido al uso de placas solares, que ayudan a hacer que el planeta sea más sostenible. Con base en esto, hay que decir que hoy en día existen dos grandes tipos de placas solares. Tal y como indica la Unión Española Fotovoltaica, por un lado se encuentran las denominadas captadores solares térmicos, es decir, las que generan calor y, por otro, las que generan la electricidad que son las que se conocen como módulos.
En este contexto, se puede hacer una clara diferenciación entre ambos tipos, si bien, existe un tercero que es el híbrido el cual, tal y como su nombre indica, realiza la doble función de calor y electricidad.
Placas fotovoltaicas
Estos paneles, tal y como se ha indicado anteriormente, son los que generan la energía solar y en ellos, se pueden encontrar tres variantes principales que son las placas monocristalinas, las policristalinas y las amorfas.
En el primer caso hay que decir que son los paneles que tienen mayor rendimiento y, por tanto, también mayor estabilidad a largo plazo, aunque también suelen ser los más costosos.
En el caso de las policristalinas, suelen fabricarse con silicio metalúrgico a través de procesos de solidificación. Estos paneles tienen un menor rendimiento que los anteriores aunque el precio también es menor.
Finalmente, con respecto a las amorfas, lo normal es que se fabriquen a partir de capas que se establecen sobre materiales como el cobre, el galio, selenio, teluro de cadmio y silicio, lo que reduce hasta 50 veces el espesor de los paneles o las celdas. Por supuesto, esto se traduce en un gran ahorro económico.
Placas solares térmicas
Para entender estos paneles hay que tener clara la diferencia de temperatura a la que sus colectores tienen su funcionamiento. Aquí, algunos expertos también diferencian tres grupos en esta clasificación.
De esta forma está el de baja temperatura, que se trata de un colector que funciona hasta los 50 grados como máximo y suelen ser los paneles que se utilizan sobre todo para el agua caliente en las casas y la calefacción.
Luego está el colector de temperatura media, muy similar al anterior, aunque en este caso cuenta con una cubierta transparente para evitar que se pierda el calor del panel. Lo normal es que aquí se pueda llegar a los 90 grados.
Por último, el de alta temperatura, puede alcanzar alrededor de los 150 grados, y por ello se utiliza principalmente para producir vapor para poder mover turbinas que tengan la capacidad de generar electricidad.
Principales ventajas de los paneles solares
Independientemente del tipo de panel que se elija, todos ellos tienen ciertas ventajas como es el caso de aprovechar hasta un 70% la energía solar, que el mantenimiento es escaso y que pueden ayudar a ahorrar energía en casa alrededor del 50%, todo ello manteniendo prácticamente la misma calidad por unos 30 años.
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