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Un plástico compostable ampliamente utilizado -el ácido poliláctico (PLA)- persiste sin cambios en ambientes marinos durante al menos 14 meses.
Así los explica un equipo internacional de cuatro investigadores perteneciente a instituciones de Austria, China, Estados Unidos o Israel, y publicado este miércoles en la revista ‘PLOS ONE’.
El trabajo destaca la distinción entre los materiales textiles que pueden compostarse en un entorno industrial controlado (PLA) y los que pueden sufrir biodegradación en entornos naturales (textiles a base de celulosa).
La acumulación y persistencia de desechos de plástico a base de petróleo en el océano es uno de los principales problemas ecológicos que enfrenta la vida marina.
Los artículos de plástico macroscópicos -como las botellas de agua desechadas- que ingresan al océano pueden persistir durante décadas en su forma original. Incluso cuando se rompen en pedazos microscópicos, llamados microplásticos, no se biodegradan, sino que siguen siendo contaminantes no digeribles que impregnan los océanos.
En los últimos años se han desarrollado sustitutos para reemplazar al plástico a base de petróleo, con la intención de reducir el uso de combustibles fósiles en la creación de productos plásticos y proporcionar un producto de desecho más benigno para el medio ambiente cuando el artículo se rechaza, a través del compostaje.
Uno de los sustitutos más populares del plástico es el PLA, un polímero de ácido láctico derivado de la fermentación de azúcares y almidones.
El ácido poliláctico se descompone nuevamente en ácido láctico a las altas temperaturas que se encuentran en pilas de compost muy grandes, pero no lo hace de manera confiable o rápida en condiciones más frías.
Para examinar el destino del PLA en un entorno marino natural, los autores sumergieron muestras de este polímero junto con muestras de materiales a base de aceite y de celulosa, así como una mezcla de materiales a base de celulosa y a base de aceite, en jaulas situadas en la costa de La Jolla, en California (Estados Unidos).
Las muestras se examinaron semanalmente en busca de evidencia de desintegración y se devolvieron al océano tras unas pocas horas.
Los autores encontraron que el material a base de celulosa se degradaba rápidamente, en menos de un mes. El análisis químico de laboratorio confirmó que la celulosa se había descompuesto en gran medida por procesos biológicos a través de la producción de CO2, no por el simple desgaste mecánico.
Por el contrario, ni el plástico a base de aceite, la mezcla ni el PLA mostraron signos de degradación durante los 14 meses del experimento.
Compostabilidad no es sinónimo de degradación ambiental
“Nuestros resultados indican que la compostabilidad no implica degradación ambiental”, indica Sarah-Jeanne Royer, de la Institución Scripps de Oceanografía en la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos).
Royer añade: “Referirse al plástico compostable como plástico biodegradable es engañoso, ya que puede transmitir la percepción de un material que se degrada en el medio ambiente. Los plásticos a base de PLA deben compostarse en instalaciones debidamente controladas para lograr su potencial como sustitutos compostables de los plásticos a base de aceite”.
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