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Hoy en día, la energía eléctrica es necesaria para realizar casi cualquier actividad. ¿Por qué no todas las personas en España y en el mundo entero tienen acceso a este recurso?
La pobreza energética se agrava entre personas desempleadas al ver reducidos sus ingresos para hacer frente a los gastos de energía, situación que se agrava con la actual pandemia y su efecto negativo en el mercado laboral.
Y esta es la realidad que viven las personas en situación de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social. Las condiciones de habitabilidad de las viviendas influyen, también, en este problema, y son precisamente estas familias con bajos ingresos quienes, en la mayoría de los casos, viven en viviendas poco eficientes energéticamente, lo que hace aumentar el gasto y ahonda en el problema.
Tampoco el sistema energético privado español es muy cercano a esta problemática, desde el 2007, el precio de la factura de electricidad ha subido un 80 %, siendo el 4º país europeo cuya electricidad es más cara.
A finales de 2020, el Ministerio de Transición Ecológica informaba que 10 de cada 100 viviendas sufrían pobreza energética
En otras palabras,7 de cada 100 españoles no tienen dinero para poder encender la calefacción durante los meses fríos y 6 de cada cien pagan también con retraso las facturas de la luz.
La pobreza energética afecta a 6,8 millones de personas en España y a un tercio de la población mundial. Este problema azota de forma grave a las personas más vulnerables, personas mayores en situación de extrema pobreza, familias que se han quedado sin ingresos o migrantes que por su situación administrativa irregular viven en condiciones de exclusión.
La organización Médicos del Mundo alerta del drama sanitario que provoca la pobreza energética, a través de la campaña ‘La factura positiva de la luz’, una iniciativa para ayudar a las personas más vulnerables que sufren esta situación.
La entidad denunció que hay muchas familias que no pueden calentar un vaso de leche para que su hijo se vaya al colegio alimentado o no pueden caldear la casa en las gélidas noches para poder descansar. Además, muchas otras viven con el miedo a que le corten el gas o el agua por impago.
La falta de suministro eléctrico aumenta la mortalidad y afecta a numerosas patologías
El riesgo para enfermedades cardiovasculares y respiratorias, gripe o asma es muy elevado.
Médicos del Mundo recalcó que las causas que ponen en jaque a millones de personas en España son el alto precio de la luz que alcanza máximos históricos, pero también los bajos niveles de renta y el deficiente acondicionamiento energético de las viviendas.
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