La pobreza de tiempo se ha convertido en un lastre para las mujeres

La pobreza ya no se mide solo por la falta de dinero, sino también por la falta de tiempo libre. La pobreza de tiempo se refiere al tiempo disponible después de cumplir con el trabajo remunerado, no remunerado y el cuidado personal.

Esta falta de tiempo afecta el desarrollo personal y la participación en la sociedad. Las mujeres, al incorporarse al mercado laboral, no han visto un reparto justo del trabajo del hogar, lo que agrava su pobreza de tiempo y afecta su salud mental y ocio.

La pobreza de tiempo: Más allá de lo económico

La pobreza no solo se mide por la falta de dinero, sino también por la falta de tiempo libre, conocido como pobreza de tiempo. Este concepto considera el tiempo restante después de cumplir con el trabajo remunerado, no remunerado y el cuidado personal.

En España, la pobreza de tiempo afecta a cualquier persona que disponga de menos de 170 minutos diarios de tiempo libre. Este problema se agrava especialmente para las mujeres, quienes asumen la mayor parte de las tareas no remuneradas, como la limpieza, la cocina y el cuidado de los hijos. Estas responsabilidades adicionales no solo limitan su tiempo libre, sino que también dificultan su acceso a empleos a tiempo completo, ya que muchas deben conformarse con trabajos a tiempo parcial para poder cumplir con sus obligaciones domésticas.

Durante la pandemia, la situación se volvió aún más crítica. Las mujeres, además de manejar sus empleos remunerados, tuvieron que estar al tanto de lo que sucedía en sus hogares, lo que llevó a una forma de autoexplotación. Este exceso de responsabilidades resultó en alteraciones del sueño, estrés y ansiedad, afectando gravemente su bienestar mental y emocional.

Margarita Vega Rapun y Sara Moreno Colom, investigadoras en este tema, destacan que la pobreza de tiempo ofrece una visión más completa de la pobreza, más allá de los ingresos.

Menos de 170 minutos diarios de tiempo libre es perjudicial

En España, cualquier persona que tenga menos de 170 minutos diarios de tiempo libre es considerada pobre de tiempo. Esta forma de pobreza afecta más a las mujeres debido a la desigual distribución de las tareas no remuneradas, como la limpieza, la preparación de comidas y el cuidado de los hijos, que todavía recaen mayormente sobre ellas.

Esta situación agrava la pobreza en cuanto al tiempo para las mujeres, que además suelen tener trabajos a tiempo parcial, vinculados a su rol de cuidadoras, impidiéndoles acceder a empleos a tiempo completo.

Durante la pandemia, las mujeres se vieron especialmente afectadas, ya que, además de sus trabajos remunerados, tuvieron que hacerse cargo del hogar, lo que llevó a situaciones de autoexplotación, provocando problemas de sueño, estrés y ansiedad.

Las investigadoras Margarita Vega Rapun y Sara Moreno Colom destacan que para mejorar esta situación es necesario reducir la jornada laboral de manera sincrónica y cotidiana, para que la reducción beneficie equitativamente a todos.

También es fundamental conceder permisos para cuidados familiares y cambiar la mentalidad social para repartir mejor el trabajo no remunerado entre hombres y mujeres. De esta manera, se podría aliviar significativamente la pobreza de tiempo y reducir las desigualdades de género.