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España se encuentra atravesando por momentos complejos en los que se entrelazan diferentes circunstancias, que en un principio parecen aislados, pero que cuando se unen agravan situaciones críticas. Estamos hablando de la precariedad laboral, que se vive a nivel general, que empobrece a la ciudadanía, y el constante éxodo rural, que genera una desatención especialmente preocupante de los campos y las áreas rurales, cuyas consecuencias no solo están relacionadas con el relevo generacional o el efecto de la 'España vaciada', sino también con los incendios que destruyen nuestros ecosistemas.
Durante las épocas de verano, vemos como cada año se queman hectáreas y más hectáreas de bosques, cosechas e incluso hogares. Sin embargo, los incendios forestales de este año, han sido especialmente virulentos, voraces y difíciles de controlar. Claro está que el aumento de las temperaturas a nivel global y la acción humana, son los principales responsables de que ocurran, pero hay otros factores, como la precariedad laboral o el efecto de la 'España vaciada', que solo agravan este tipo de catástrofes.
Precariedad laboral y abandono del campo
No paramos de escuchar en los medios que las llamas están devorando el espacio natural de España, pero, ¿Cómo puede esto estar relacionado con la precariedad laboral y el abandono del campo? La respuesta no se encuentra a simple vista, y solo se puso de relieve a través de la denuncia del portavoz de la Asociación de Trabajadores de las BIB (ATBRIF),y bombero forestal, Juan Carlos González, en una entrevista con la agencia EFE, en la que asociaba estos dos elementos con el especial descontrol y la virulencia de los incendios de estos últimos meses. "Hay incendios que han quemado entre 10.000 y 15.000 hectáreas en 24 horas, cuando eso antes no ocurría", explica González.
Para este experto, la precariedad laboral es otro de los factores "para que los incendios ocurran de esta manera", comenta a la agencia EFE. Esta precariedad se encuentra en "ciertos dispositivos autonómicos y en el propio estatal", explica. Una situación que unida a que "los pueblos estaban ocupados hace tiempo, se hacía uso de los montes y eso ahora no ocurre", y a las temperaturas anormales que se han vivido estos meses, han hecho que España registrase su peor dato desde 1994, superando la acumulación de 230.000 hectáreas de bosque perdidas por los fuegos, según datos del Sistema de Información de Incendios.
Regulación para un trabajo esencial
Uno de los ejemplos que ha puesto de relieve el portavoz, para ejemplificar el impacto de la precariedad laboral, es el de la alta temporalidad, la externalización de varios servicios y los salarios bajos a trabajadores que participan en las labores de extinción de incendios, al menos en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, una de las más castigadas. Pero no son solo la temporalidad o los bajos suelos, también es la falta de avituallamiento, como así lo han denunciado desde la Asociación de Trabajadores de Incendios Forestales de Castilla y León (ATIFCyL).
Ante esta situación de precariedad laboral, varias asociaciones de bomberos reclaman una mejora en sus condiciones con la creación de un estatuto que regule y garantice unas condiciones de trabajo básicas, para un cuerpo que realiza una labor tan esencial como proteger el medio ambiente, y nuestros entornos, de las llamas. De momento este proceso se encuentra paralizado y Gobierno solo ha dado un paso tímido sacando adelante un real decreto sobre incendios forestales, pero sin tomar medidas sobre las condiciones laborales de los bomberos que los combaten.
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