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La Inteligencia Artificial (IA) no hace más que sorprendernos con su crecimiento y desarrollo. Ha sido un importante avance a nivel tecnológico, que ha contribuido a acelerar el proceso de hallar respuestas científicas en ámbitos como la medicina o el Universo. Pero también ha sido una herramienta utilizada para la gestión de datos e incluso la creación de obras artísticas. Los ámbitos en los que se explora la IA son tremendamente amplios y apenas estamos en el principio de conocer todo su potencial.
Sin embargo, la Inteligencia Artificial no deja de ser eso, artificial, una forma de crear guiada por algoritmos y datos, más que por el azar que posee la naturaleza. Hasta el momento habíamos sido capaces de reconocer la diferencia por sutilizas propias de la creación digital. Sin embargo, la IA cada vez se perfecciona más y ahora es casi imperceptible reconocer la diferencia entre una cara hecha a ordenador de una real.
¿Puede ser la Inteligencia Artificial más 'hábil' que la naturaleza?
Ya lo hemos visto en otros ámbitos, como en la industria de los videojuegos, que buscan cada vez más realismo. Pero también en otros asuntos menos superficiales y quizá algo más peligrosos. Como en el caso de las 'deepfakes' o 'falsificaciones profundas' en español, que consistían básicamente en 'falsificar' la imagen de otra persona, con el uso de la Inteligencia Artificial, y ponerla en un contexto recreado, algo así como hacer Photoshop pero a otro nivel. El detalle de estas falsificaciones es cada vez mayor, lo que hace que sea difícil de identificar.
Recientemente, la revista científica 'Proceeding of the National Academy of Sciences', publicó un estudio que se centraba en averiguar lo mucho que había avanzado a Inteligencia Artificial en cuanto a la creación de rostros e imágenes de personas de forma digital. Hany Farid, profesor de la Universidad de California y coautor del estudio, comentaba que "Hemos descubierto que las caras artificiales no solo son muy realistas, sino que inspiran más confianza que las auténticas".
Para el estudio se utilizaron tres grupos, el primero con 315 voluntarios, el segundo con 219 y el último con 223 participantes, para saber si eran capaces de distinguir entre imágenes de personas de reales, de otras generadas con el uso de la Inteligencia Artificial. Se prepararon 400 imágenes de cada una y se fueron repartiendo 128 a cada grupo. El primer grupo visualizó las imágenes sin recibir ningún tipo de información, mientras que al segundo grupo, sí recibió formación sobre cómo diferencia la 'falsa' de la real. Finalmente, el último grupo tuvo que valorar la confianza que le inspiraban las personas de las imágenes.
Los resultados
Los resultados recogidos por los investigadores fueron reveladores y sorprendentes para ellos mismo. El primer grupo, tuvo un 48,2 % de precisión a la hora de distinguir una cara real de una creada en ordenador, resultados no superiores a los que se puede obtener lanzado una moneda al aire. Por otro lado, los del segundo grupo, tampoco fueron capaces de mejorar estos resultados, a pesar de haber recibido formación previa. Finalmente, el grupo que debía decidir sobre la fiabilidad de los rostros de las fotografías, le dio una valoración positiva algo más alta a las artificiales, frente a las reales, concretamente un 4,82 frente a un 4,48.
A este último respecto, la investigadora y coautora de la investigación, Sophie Nightingale, reconoció que: "Pensábamos que las caras artificiales inspirarían menos confianza que las reales". De esta investigación sobre el progreso de creación de imágenes de humanos con Inteligencia Artificial, la investigadora ha añadido que "No pretendemos decir que todas las imágenes generadas sean indistinguibles de un rostro real, pero un número importante de ellas sí lo son".
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