Es la generación que más ha sufrido el azote de la Covid-19 y la que lleva todo un año encerrada, sin besos ni abrazos, por evitar contagiarse del virus. Sin embargo, el aislamiento ha traído serias consecuencias a su salud.
Normalmente las secuelas de la Covid-19 se asocian con daños pulmonares o accidentes cerebrovasculares, pero cada vez es mayor la evidencia científica que pone el foco en las consecuencias que puede tener en nuestra salud mental.
Este hecho se respalda, por ejemplo, con cifras que muestran el enorme impacto de la contaminación en la salud, ya que 4,2 millones de personas mueren de forma prematura cada año por contaminación del aire.
Las madres de determinados países de África tienen más de 100 veces más probabilidades de perder a un hijo que las de países ricos, según el primer estudio que compara la mortalidad infantil en 170 países.