¿Qué personas son más vulnerables a las sectas?

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09/06/2024 - 10:00
Víctima de una secta

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Todos podemos ser influenciados por sectas. En las últimas décadas, el perfil de quienes se unen a estos grupos ha cambiado considerablemente. Anteriormente, se creía ampliamente que los adeptos provenían de ciertos grupos sociales, tenían poca educación, venían de familias con problemas o estaban en situaciones de vulnerabilidad. Sin embargo, este concepto es ahora considerado un mito por los expertos, quienes buscan eliminar esta idea errónea.

"A día de hoy tenemos un perfil de los adeptos bastante claro: ni son tontos, ni analfabetos, ni vienen de familias desestructuradas", explicó Laura Merino, especialista en grupos de manipulación y abuso psicológico, que además ha estado más de 10 años trabajando con un centro dedicado exclusivamente a la investigación de las sectas.

Las sectas van más allá de los estereotipos

Podríamos decir que es todo lo contrario. En los años 70/80, había personas con poca educación y analfabetismo que eran más susceptibles a grupos religiosos extremistas, pero ahora esa situación ha cambiado en España. Aunque esos perfiles casi no existen, las sectas siguen teniendo seguidores.

Hoy en día, estos grupos buscan personas con dinero y habilidades para atraer a otros. La psicóloga descubrió que más del 50 % de los pacientes que trataban tenían estudios universitarios. Nos dice que estamos equivocados sobre quiénes pueden ser adeptos. Ser captado no tiene que ver con la educación o la inteligencia, ni siquiera con la vulnerabilidad, ya que pueden crearla si no existe.

El perfil de las víctimas

No existe un perfil específico de seguidor, pero sí factores de riesgo. Aquellas personas con baja autoestima, cierto grado de ingenuidad o que estén enfrentando ansiedad, traumas, enfermedades o separaciones, se encuentran en un estado de vulnerabilidad que las sectas aprovechan. Actúan con sigilo y paciencia para manipular sin levantar sospechas, utilizando tácticas de autoridad y recompensa, como se vio en Jonestown.

La víctima no necesariamente es débil ni analfabeta, lo que hace que muchas personas caigan en sus redes. Las relaciones abusivas comparten el patrón de ofrecer amor para captar y castigo para adoctrinar.

Las técnicas emocionales

El líder te envuelve en un velo de amor y apoyo, pero en realidad, te está seduciendo. Esta táctica, conocida como "love bombing", se manifiesta en diversos contextos, desde sectas hasta relaciones de pareja. Se caracteriza por una demostración excesiva de afecto, atención y amor. Este comportamiento genera en la otra persona una sensación de felicidad y vínculo, pero en realidad es una forma de manipulación y control.

Después de esta lluvia de amor, viene el castigo. Repentinamente, el líder muestra desinterés o muestra preferencia por otra persona, lo que genera confusión y una mayor necesidad de atención por parte de la víctima. Esta dinámica de dar y quitar crea dependencia emocional. La combinación de estas prácticas es común en casos de violencia de género: primero el cariño, luego la humillación, y finalmente el regreso al cariño. Esta dinámica es destructiva y adictiva, erosionando la autoestima de la persona afectada y manteniéndola atrapada en un ciclo tóxico.

La táctica del aislamiento

En primer lugar, se inicia el proceso separando a la víctima de su círculo social, creando un aislamiento crucial para desconectarla de su red de apoyo habitual y promover un sentido de desarraigo, facilitando así la aceptación de una nueva identidad. Un ejemplo de este método es evidente en la secta "Ciencia del Alma", donde los recién nacidos solo tienen contacto con la madre o el líder hasta los cinco años, limitando sus interacciones externas.

Además, se emplea el control de la información, similar a tácticas dictatoriales, para reprimir cualquier forma de pensamiento crítico. Frecuentemente se induce una dependencia no solo emocional, sino también física, mediante la imposición de dietas que causan debilidad, despojando así a la víctima de la capacidad de cuestionar o razonar, preparándola para la sumisión.

Las estrategias cognitivas

Se busca internalizar el dogma debilitando la percepción de la realidad, la atención y el juicio. Esto se logra mediante la creación de un lenguaje propio, símbolos o la asociación distorsionada de ideas, como vincular la salvación con la muerte o la purificación a través de prácticas sexuales.

La repetición constante de una palabra es útil para memorizarla, ya que la memoria se basa en la asimilación. Lo que se repite se aprende y se integra, de ahí la práctica de los mantras. Además, suele fomentarse el uso de una vestimenta común para fomentar la identificación grupal sobre la individualidad. En ciertas sectas, el uso de ciertas drogas puede favorecer estados de disociación, psicosis o desorientación.

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