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Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte propone añadir un cuarto color, blanco, a los semáforos tradicionales (rojo, amarillo y verde). Este nuevo color estaría destinado a mejorar la gestión de los cruces para vehículos autónomos, que estarían conectados de forma inalámbrica con esta señal. La propuesta, centrada en la integración de estos coches en el futuro, sugiere que la "fase blanca" ayudaría a una mayor eficiencia en el tránsito.
Unos científicos proponen añadir el color blanco en los semáforos
Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte ha propuesto añadir un nuevo color, blanco, a los semáforos tradicionales para mejorar la eficiencia de los vehículos autónomos.
La propuesta reciente sugiere la incorporación de una señal de luz blanca en los semáforos, destinada a mejorar la coordinación con los vehículos autónomos. Esta señal blanca se comunicaría de manera inalámbrica con los coches autónomos, permitiéndoles recibir información en tiempo real sobre el estado del tráfico y las acciones del vehículo que se encuentra delante.
Al integrar esta luz blanca en el sistema de semáforos, se busca optimizar la gestión del tráfico, especialmente en calles con un alto volumen de vehículos autónomos. Los coches autónomos podrían seguir las indicaciones proporcionadas por esta nueva señal, lo que les permitiría sincronizar sus movimientos de manera más precisa con los vehículos cercanos y con el flujo general del tráfico.
La implementación de esta "fase blanca" podría reducir el tiempo de espera, ahorrar combustible y disminuir las emisiones contaminantes. Aunque la propuesta está en una fase preliminar, podría revolucionar la gestión del tráfico en el futuro, donde los vehículos autónomos serán cada vez más comunes.
La revista 'Muy Interesante' destaca que esta medida está orientada a la adaptación de las carreteras a las necesidades de seguridad y eficiencia del futuro.
¿Dónde se instaló el primer semáforo?
El primer semáforo de la historia se instaló el 9 de diciembre de 1868 en Londres, aunque no se parecía en nada a los semáforos modernos. Este dispositivo, que consistía en un diseño con dos brazos y lámparas de gas, era operado manualmente por un policía. El semáforo regulaba el tráfico de manera rudimentaria, sin luces eléctricas ni automatización.
La evolución hacia la electrificación comenzó en Estados Unidos en 1914, cuando se implementó el primer semáforo eléctrico en la ciudad de Cleveland. Este avance marcó el inicio de un sistema de señalización más eficiente y automatizado.
En España, el primer semáforo eléctrico, conocido como “farola de señales luminosas”, se instaló el 17 de marzo de 1926 en la Gran Vía de Madrid, representando un hito en la modernización de la infraestructura de tráfico del país.
Actualmente, la tecnología sigue avanzando con propuestas innovadoras como la integración de vehículos autónomos. Esta idea implica conectar los coches autónomos a cualquier semáforo dentro de un rango específico para coordinar de manera más eficiente el tráfico en calles con gran volumen de estos vehículos.
Los expertos denominan este enfoque como "paradigma de control móvil", y destacan la importancia de incorporar una luz blanca en los semáforos. Esta luz blanca serviría para informar a los conductores humanos sobre las acciones de los vehículos autónomos, facilitando una mejor coordinación y gestión del tráfico.
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