Los orígenes del árbol de la vida

El árbol de la vida es ese tipo de simbología que ha conseguido traspasar las fronteras y convertirse en algo muy significativo para la humanidad.

Este símbolo abarca desde la mitología a la vida cotidiana, y podemos verlo reflejado tanto en decoración para el hogar, como en otros accesorios y regalos.

Pero, este precioso amuleto tiene un pasado, así que vamos a descubrir un poco más de lo que esconde y porque se usa tanto en nuestro país.

El árbol de la vida: su historia y significado

Charles Darwin, en su obra 'El origen de las especies' (1872), el naturalista británico nombró al árbol de la vida como referencia a las múltiples conexiones que se dan entre las especies con una descendencia común.

Darwin se refería a el en el sentido evolutivo, pero la verdad es que este símbolo tan conocido lleva siglos retratándose en el folclore, la cultura e incluso la ficción, quedando relacionado con la inmortalidad y la fertilidad.

Es la mitología persa, previa al emerger del Islam, el árbol de la vida o del mundo, llamado Gaokerena, quedaba representado como un gran arbusto sagrado. En su interior contenía las semillas de la humanidad.

Para los egipcios también hay representaciones parecidas, que forman parte de la cultura popular. Cabe destacar que el mito de Isis y Osiris narra que dicha pareja nació del árbol de acacia de Saosis. Ernest Wallis Budge, filólogo detalló como esta cultura consideraba una marvilla de la naturaleza donde se encerraba la vida y la muerte.

Pero definitivamente, fueron los celtas los que le dieron la forma actual al árbol de la vida que conocemos hoy en día. Ellos nos dejan la leyenda del crann bethadh, que era un gran árbol que representaba los hilos invisibles que conectan todos los elementos del planeta.

• Sus raíces interminables representan el descenso al inframundo, llegando hasta nuestros antepasados.
• El tronco es lo que representa el planto terrenal, en el que vivimos, el presente.
• Las hojas son la representación de la elevación del ser humano al planto divino y espiritual.

Todos estos elementos conforman, no solo la estructura del árbol de la vida, sino que hablan de la existencia de todo ser humano.

Pero como todo en la vida se transforma, porque se nutre de más, la cultura nórdica llegó para darle una visión pagana, la actual que nos encontramos al respecto de dicha simbología, que se ha mantenido hasta nuestros días.

Para nuestros vecinos del norte, el árbol era un ser infinito, sin principio ni fin, que concentra un importante torrente de energía. De ahí surge el mito de dicha cultura, que creía que comer sus frutos servía para mantener a las personas jóvenes y fuertes.

Un regalo con el que siempre acertar

Los mitos, las culturas y las leyendas rodean a esta preciosa simbología, que encontramos muy presente en nuestro día a día. Tanto es así que muchas personas deciden tatuárselo hasta en la piel.

Eso sí, podemos encontrar al árbol de la vida plasmado en diferentes formatos, tanto para el sector de la joyería, como para adornos del hogar, siendo regalados como buena suerte y fortuna. Este símbolo, lo encuentres como lo encuentres, es sinónimo de afecto y buenos deseos para tus seres queridos. Sin duda, un acierto seguro.