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Hoy ha llegado a nuestra redacción una noticia que es una pena que no inunde los telediarios o los grandes medio nacionales. Varios taxistas de A Coruña han tenido un emocionante gesto con un vecino con discapacidad sin recursos económicos.
Toda una sorpresa, para Ezequiel y para su madre Josefina. Uno de esos gestos que no olvidarán en la vida. Una vida que no ha sido fácil porque la discapacidad de Ezequiel y los pocos recursos económicos de su familia hacen que su día a día sea complicado ya que sufre hidrocefalia. Una patología que se produce por el acopio de líquido cefalorraquídeo en el cerebro, ejerciendo una presión dañina sobre él que hace que tenga que desplazarse en silla de ruedas.
Ezequiel y su madre Josefina han tenido una vida repleta de obstáculos y dificultades
Pero un regalo que le han hecho entre varios taxistas de vehículos adaptados que suelen trasladarlo cuando lo necesita va a facilitarle mucho la vida.
Los taxistas que prestan servicio en A Coruña - grandes protagonistas de esta noticia - conocen a esta familia desde hace unos cuatro años. Llevan a Ezequiel al colegio, así que a él lo han visto crecer.
Todo empezó con un comentario que le hizo Josefina a Enrique, conductor de un taxi al que considera uno de sus ángeles de la guarda. “En uno de los trayectos en los que nos llevaba Enrique yo le conté que la silla que tenía para asearlo estaba rota. Me la habían donado hacía tiempo y ya estaba muy deteriorada. Estaba agobiada porque no tenía dinero para otra, pero fue solo un comentario para desahogarme”, cuenta Josefina para NIUS Diario.
Pero Enrique tomó nota y empezó a organizar la sorpresa: “Los taxistas que tenemos vehículos adaptados conocemos a Ezequiel desde hace años y le tenemos mucho cariño. La familia es muy buena gente”. Así que compartió con sus compañeros la idea de comprar una silla de aseo para Ezequiel y enseguida se apuntaron.
Mucho más que taxistas
Enrique defiende que quienes tienen estos vehículos no son simples conductores: “Solemos ser gente de un perfil que nos gusta ayudar. Porque no solo es llevarlos de un sitio a otro, aunque no somos una ambulancia siempre tienes que echar una mano y acabas involucrándote”.
Él lo hizo durante mucho tiempo. Josefina vivía hasta hace poco en un segundo piso sin ascensor. Eso suponía tener que subir cargando con su hijo. “Tenía que subir 21 escaleras, con el niño en brazos”, recuerda Josefina.
Pero en esos momentos complicados tuvo la ayuda de Enrique y sus compañeros. “Los taxistas me ayudaban a subirlo, porque a medida que iba creciendo se hacía más complicado cargar con él”, explica Josefina.
Ahora Ezequiel tiene ya 15 años y afortunadamente le han cedido un piso que está en un entresuelo y que no tiene escaleras para acceder.
Esta silla es la prueba de que aún queda gente buena
Y tú, ¿has tenido la suerte de cruzarte con personas así?
Estos taxistas son personas muy especiales, no es por el regalo de la silla, sino porque se preocupan por los demás. Para todos ellos, este fue un día muy especial, para Ezequiel, por recibir su regalo, para su madre Josefina, por saber que hay mucha gente que la apoya, y para los taxistas porque uniéndose consiguieron que una silla sea mucho más que un asiento.
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