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Sudán está viviendo una de las crisis humanitarias más crueles y, al mismo tiempo menos visibles en la actualidad. Acaban de cumplirse 10 meses de conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un conflicto que llega al país tras años de crisis prolongada. El conflicto, además, tiene lugar en el corazón de la capital, lo que provoca un efecto devastador sobre el conjunto del país. La violencia ha desencadenado la mayor crisis de personas desplazadas del mundo, con casi 11 millones que han huido progresivamente de sus hogares desde abril de 2023.
El desplazamiento causa inseguridad alimentaria al limitar el acceso a recursos vitales. Alrededor de 18 millones de personas, una de cada tres, sufren inseguridad alimentaria aguda debido al conflicto, la violencia y el declive económico del país. Según las últimas proyecciones de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF) de octubre de 2023 a febrero de 2024, el 10 % de la población está en Emergencia (Fase 4 de la CIF), al borde de la hambruna, mientras que el 27 % está en Crisis (Fase 3 de la CIF). Si persiste, esta parte de la población sudanesa también podría acabar en fase de Emergencia.
La tendencia de desnutrición aguda en menores de cinco años va en aumento desde el inicio del conflicto: 14 millones necesitan ayuda humanitaria urgente en Sudán, de los cuales, 3 millones son desplazados.
Los conflictos armados y la violencia han provocado hambre y malnutrición en el país. La pérdida de acceso o la destrucción de tierras, el colapso de la actividad económica debido a la inseguridad y el elevado coste de los insumos, el bloqueo de sistemas de transporte o la destrucción de los suministros de agua están contribuyendo a agravar la inseguridad alimentaria en el país.
El trabajo de acción contra el hambre en Sudán
En Acción contra el Hambre trabajan en Sudán para reforzar los medios de subsistencia de las familias y disminuir el impacto del conflicto en la seguridad alimentaria, a través de la distribución de insumos agrícolas como semillas y herramientas. Así los hogares pueden producir sus alimentos y preservar sus medios de subsistencia.
También trabajan con 44 centros sanitarios en todo el país para tratar y prevenir la malnutrición y la desnutrición aguda grave, así como las enfermedades como diarrea, neumonía, paludismo y sarampión, especialmente entre menores.
Casi 7,5 millones de sudaneses carecen de agua potable, de ahí que también trabajamos para aumentar el acceso al agua potable y mejorar los servicios de saneamiento y las prácticas de promoción de la higiene. El sistema sanitario, ya de por sí vulnerable, queda todavía más debilitado con la amenaza inminente de brotes de enfermedades, como el preocupante brote de cólera.
Un conflicto que va más allá y llega a género
En noviembre de 2023, personal experto de la ONU expresó su alarma por la escalada de violencia sexual cometida en el conflicto. Se han reportado casos de mujeres y niñas violadas y secuestradas, algunas de ellas casadas a la fuerza y retenidas para pedir rescate. Varias fuentes han informado de que han visto a mujeres y niñas encadenadas en camionetas dentro de coches en condiciones inhumanas.
En Acción contra el Hambre consideran crucial una respuesta de protección y género en contextos de conflicto, especialmente en el caso de Sudán, donde los informes son extraordinariamente preocupantes.
El equipo de Acción contra el Hambre en el país está prestando asistencia a víctimas de violencia de género a través de una línea telefónica segura y ofreciéndoles acompañamiento. Están creando centros para mujeres y redes comunitarias de protección con visión a corto y largo plazo. Llevamos a cabo sesiones de sensibilización y hemos puesto en marcha clubes escolares de concienciación sobre la violencia de género. También forman a personal sanitario local y a líderes comunitarios en igualdad de género, un paso fundamental hacia el fomento de comunidades inclusivas y equitativas.
Una respuesta humanitaria con poco acceso y financiación
La intensificación de las hostilidades dificulta la entrega de ayuda humanitaria, debido a la inseguridad y las restricciones de circulación. La escasez de combustible y la subida de precios se suman a los problemas, incidiendo en los costes de transporte. La comunidad internacional se enfrenta a importantes obstáculos para responder eficazmente, lo que requiere esfuerzos coordinados para abordar los desafíos y proporcionar ayuda vital a las poblaciones vulnerables de Sudán.
Acción contra el Hambre también apela a la comunidad internacional a que se anticipe a estas necesidades y movilice rápidamente los recursos necesarios para salvar vidas y proteger a las comunidades afectadas. Según Naciones Unidas (OCHA, Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios) la financiación necesaria para responder con ayuda humanitaria es de 2. 700 millones de dólares, de los que se han recibido 94,5 millones. Esto equivale a un avance del 4 % del total de la financiación requerida. De la misma manera, solo se ha conseguido cubrir el 3,5 % del total de la financiación requerida por el Plan de Respuesta a las Necesidades de Sudán 2024.
Aunque los fondos recibidos en 2023 no fueron suficientes para responder a las necesidades, la comunidad humanitaria hizo todo lo posible para atender las prioridades urgentes, proporcionando ayuda humanitaria a 7 millones de personas. Entre ellas, desde Acción contra el Hambre llegamos a casi 500.000 personas entre abril y diciembre de 2023 con nuestra respuesta humanitaria de salud, nutrición, medios de vida, agua, saneamiento, higiene, género y protección.
Acción contra el Hambre insta a ambas partes del conflicto que garanticen que las organizaciones humanitarias como la nuestra tengan acceso libre y sin trabas para evaluar las necesidades de las comunidades, reponer suministros y entregar la ayuda con rapidez y eficacia.
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