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Son muchos los factores que aumentan la vulnerabilidad de los niños y niñas con TEA a ser víctimas de acoso escolar. Sumados a las características del contexto en el que están inmersos o al ser percibidos como diferentes por sus compañeros y compañeras, se suma que, en algunas ocasiones, los niños con autismo tienen redes sociales de amistades menos extensas que otros compañeros dentro de los centros educativos.
Esta falta de apoyo social constituye un factor de riesgo esencial para ser víctimas de acoso, lo que les convierte en un grupo de riesgo especialmente vulnerable. Además, los efectos de ese acoso son aún más intensos y duraderos que en el resto del alumnado, con consecuencias en el rendimiento escolar, el desarrollo de habilidades sociales y en su bienestar emocional, generándoles gran sufrimiento y ansiedad que puede perdurar en el tiempo.
Es imprescindible que se fomente y transmita el respeto a la diversidad, para concienciar de que “todos somos diferentes y únicos”. Debemos favorecer un clima de convivencia y un trabajo en valores que permitan interiorizar esas diferencias y llevar a los más pequeños a valorar y respetar a todo el mundo por igual.
El alumnado con trastorno del espectro del autismo (TEA) es uno de los colectivos más vulnerables y con mayor riesgo de sufrir acoso escolar
El 33,5 % de los alumnos con Trastorno del Espectro Autista (TEA) no saben reconocer si sufren acoso escolar, según datos de la confederación Autismo España.
Estos alumnos tienen entre dos y cuatro veces más posibilidades de sufrir ‘bullying’ que el resto de los escolares, "por ser diferentes y tener una discapacidad".
Bajo el título ‘Situación del alumnado con trastorno del espectro del autismo. Curso 2020/2021’, el informe recoge la opinión de 1.100 profesionales, familias y estudiantes con TEA de 18 comunidades y ciudades autónomas.
Según sus conclusiones, la forma más común del bullying es la exclusión social, que sufren el 32 % de los chicos y el 37 % de las chicas. El acoso verbal y físico son las otras dos formas de violencia que más experimentan, sobre todo los chicos.
Por otra parte, los profesionales de la educación que participaron en el estudio advierten de que las situaciones de acoso se incrementan al final de la Educación Primaria y Secundaria.
El 12 % de los estudiantes con TEA dicen haber sufrido al menos una situación de acoso escolar, indica la investigación, y el 6,5 % ha experimentado más de una. Sin embargo, el 33,5 % no sabe identificar si sus compañeros les insultan, hablan mal de ellos, los vejan o les obligan a hacer cosas que no quieren.
"Por tanto, su percepción del acoso no corresponde con la realidad", apuntaron desde la confederación. Las chicas muestran más dificultades para identificarlo que los chicos.
Solo el 40 % de las familias considera que las medidas de actuación frente al acoso que se llevan a cabo en los centros educativos son útiles
La ineficacia de los protocolos de actuación de los centros educativos para hacer frente al bullying pone de relieve la necesidad de introducir programas de prevención del acoso y promoción de la convivencia, y adaptar herramientas de autodetección a las necesidades de los/as estudiantes con TEA.
En la etapa escolar comienzan las primeras dificultades para las personas con TEA que marcarán su desarrollo personal y bienestar emocional. Evitar el acoso escolar del alumnado con autismo es cuestión de concienciación, prevención y respuesta activa de todos y todas.
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