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Seguramente te hayas fijado que desde hace unos años, más y más productos llevan una pegatina de seguridad con unas curiosas líneas metálicas, también hemos visto cambios en las tarjetas SIM de nuestros teléfonos o tarjetas de crédito. Esto ha sido gracias a unos microchips, que pertenecen a un innovador tipo de tecnología conocida como Identificación por Radiofrecuencia, la tecnología RFID por sus siglas en Inglés (Radio Frequency Identification). Su labor consiste específicamente en almacenar datos en las etiquetas, tarjetas o transpondedores, algo similar a un código de barras, pero con algunas ventajas mayores.
Sin lugar a duda, la tecnología RFID ha facilitado muchos aspectos de la digitalización de nuestra sociedad, tanto en nuestra vida privada como en nuestro entorno laboral. Son herramientas muy útiles si estás pensando en emprender un negocio o si quieres ampliar los recursos tecnológicos de tu empresa. Este tipo de tecnología, ayuda a una gestión más eficaz de los datos que pueden manejarse en una empresa, favoreciendo a la trazabilidad o al estudio con los datos de clientes.
Para facilitar el uso de esta tecnología, es necesario contar con soportes adecuados que se adapten a los productos. Las más habituales son las etiquetas adhesivas, por su fácil adaptabilidad y su forma sencilla de emplearse. Una de las empresas pioneras de nuestro país en trabajar y distribuir este tipo de adhesivos es la empresa española Adhesivos Gráficos SC.
¿Cómo funciona la tecnología RFID?
La tecnología RFID cuenta con un lector/escritor y un tag o transponder, pero ¿qué es eso de tag o transponder?. Se trata de un componente pasivo, que no lleva batería, que además cuenta con circuito integrado, es decir, un chip, y que contiene una antena. Puede resultar sorprendente cómo tantos elementos pueden caber en una etiqueta adhesiva o un microchip. Y es que el avance tecnológico no deja de dejarnos con la boca abierta ante el mundo de posibilidades que nos abre.
Pero siguiendo con la explicación de en qué consiste la tecnología RFID, pues bien, con todos estos elementos nombrados, el objetivo principal será el de identificar una tarjeta o etiqueta (a esto es a lo que se conoce como tag) con la ayuda de un lector. De esta forma, se llega a un intercambio inmediato de datos, y estos datos dependerán de cada aplicación que se les de. Por ejemplo, en el caso de la trazabilidad de un producto, una etiqueta adhesiva que contenga tecnología RFID puede decirnos la localización exacta del producto, una herramienta potentemente útil.
¿Y en qué consiste el lector/escritor?
Como su propio nombre hace prever, el lector/escritor tiene un trabajo dual. Es una de las partes fundamentales de la tecnología RFID, y consiste en un circuito integrado que emite una carga de energía electromagnética a través de la antena. De esta misma forma, la antena hace de emisor y receptor, pues es también la encargada de recibir y descodificar la información que va llegando, con la intención de transportarla al sistema de captura de datos como resultado final.
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