¿Para qué sirve una terapia de integración sensorial?

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29/05/2021 - 10:30
Los niños con autismo suele tener trastornos de procesamiento sensorial / Alireza Attari / Unsplash

Lectura fácil

En el desarrollo de un niño, pueden surgir problemas de todo tipo, unos más evidentes, como puede ser un retraso en el lenguaje, y otros que pueden pasar más desapercibidos, como los trastornos de procesamiento sensorial, que son aquellos que les impiden integrar adecuadamente las sensaciones externas e internas en el cerebro.

Esta disfunción puede provocar muchos problemas en el día a día de quienes la padecen, como las personas con autismo.

Para paliar estos problemas y ayudarles a sobrellevar estas dificultades, existe lo que se conoce la terapia de integración sensorial.

¿Qué es la terapia de integración sensorial?

La terapia de integración sensorial es un proceso de rehabilitación neurológica por el cual se integran y organizan todas las sensaciones que experimentamos a través de los sentidos.

Este tipo de terapia es necesaria cuando las sensaciones nos llegan por encima o por debajo de lo que deberían y no somos capaces de dar una respuesta adaptativa.

Así, hay personas que tienen disfunción sensorial con hiper o hipo sensibilidades a determinados sentidos.

Esto interfiere mucho en su vida diaria, pues, por ejemplo, una persona con hipersensibilidad al tacto evitará tocar determinadas texturas o ponerse determinadas prendas. Una persona con hipersensibilidad al ruido no soportará estar en lugares donde haya mucho ruido o varias conversaciones a la vez, etc.

Muchas veces vemos niños que no paran, que tienen muchas rabietas… y pensamos que simplemente son inquietos, pero ellos lo están pasando mal, y están pasando mucho estrés.

El grupo de posibles candidatos a esta terapia es amplio, pero, sin duda, uno de los más beneficiados son los niños con TEA

Los problemas de integración sensorial de estos niños y niñas están más que demostrados, pues ellos tienden a sentir de otra manera, entonces a su cerebro llegan muchos estímulos que no sirven para nada, pero que no son capaces de inhibir.

Por ejemplo, un niño con autismo y que tenga hipersensibilidad al ruido, puede estar en una clase y estar notando todo el rato el sonido de la luz, algo que le inquietará muchísimo.

La terapia de integración sensorial está destinada a personas que tienen problemas de dispraxia (problemas de coordinación), y niños, por ejemplo, que son más torpes, que van a playa o al parque y rechazan tocar la arena, andar descalzos, etc.

Algunos de los signos que pueden hacer pensar que estamos ante un problema de integración sensorial son:

  • Hipersensibilidad al tacto, movimiento, luces o sonidos.
  • Hipo reactividad a la estimulación sensorial, que puede provocar la búsqueda de experiencias sensoriales intensas, como dar vueltas o darse golpes.
  • Nivel de actividad demasiado alto o bajo. 
  • Problemas de coordinación.
  • Retrasos en el habla y a nivel motor.
  • Conductas disruptivas, como impulsividad, fácil distracción, agresividad, huida, etc.
  • Autoestima baja. 

Las sesiones de terapia de integración sensorial están llevadas a cabo por un terapeuta ocupacional

Consisten básicamente en actividades que cambien sus habilidades para responder apropiadamente a la entrada sensorial y llevar a cabo una respuesta organizada y exitosa.

Es decir, que en función de las dificultades que tenga el niño en su vida diaria, las actividades serán distintas. Estas actividades, a grandes rasgos, incluyen, estimulación vestibular (del equilibrio y los movimientos), propioceptiva (de los receptores que perciben la posición de los músculos, la temperatura, la presión…) y táctil, y siempre adaptadas al juego y a los intereses del niño.

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