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Hay gente con mucha cara, y eso es lo que le ha tenido que decir el Alto Tribunal a un joven granadino de 23 años.
Al final, el Tribunal Supremo ha dado la razón al padre, que dejará de ingresarle la pensión por alimentos que recibe. El motivo principal es el "nulo rendimiento académico" del chico de 23 años, que lleva ya tres años repitiendo segundo de Bachillerato. Ahora tendrá que dejar de vivir de su padre y buscarse la vida.
La sentencia da un año de margen para quitarle la pensión de alimentos. Además, se trata de una resolución inamovible y contundente. El Supremo obliga al granadino a dejar de vivir del cuento.
Un "nini" de manual
Ya en 2014, el padre pidió al juzgado de Primera Instancia la modificación del acuerdo de divorcio para no pagar la pensión de alimentos al mayor de sus hijos, de 28 años. Sin embargo, debería seguir pagándole 200 euros al mes a su segundo hijo de 23 años.
Pero el padre, que dudaba de la capacidad de trabajo y estudio de sus hijos, solicitó al juez la petición de un certificado de notas. Fue ahí donde las sospechas se demostraron porque el joven de 23 años llevaba tres años repitiendo segundo de Bachillerato.
En este sentido, la Audiencia Provincial de Granada resolvió que el hijo que conservaba la pensión de alimentos solo podría cobrarla un año más. Argumentó que no hacía nada para ganarse la vida por su cuenta. En resumen, se había acostumbrado a vivir de su padre.
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