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Túnez, 27 ene (EFE).- Túnez pretende que el año 2018 sea el que confirme su recuperación en el sector turístico -hundido tras los atentados yihadistas de 2015- y se convierta en el de su nuevo despegue, explicó a Efe la ministra tunecina del ramo, Salma Elloumi.
En una entrevista concedida durante un viaje promocional a las regiones desérticas del sur, la responsable defendió los avances en materia de seguridad y subrayó que la apuesta es por la diversificación, aunque sin abandonar el turismo de "sol y playa", en el que compite con otros países mediterráneos como España.
"En el ministerio se trabaja para que 2018 sea el año del despegue para el turismo". 2015 fue un año terrible "no sólo para nosotros, sino en todo el mundo", afirmó.
Desde entonces, Túnez ha progresado "en materia de seguridad pero también en la mejora de la calidad y del aumento de la gama de ofertas", agregó Elloumi, designada ministra un mes antes de aquella sucesión de ataques, que costaron la vida a 72 personas, 60 de ellas turistas extranjeros.
Los atentados, asumidos por grupos yihadistas locales vinculados a la organización Estado Islámico, desplomaron la cifra de reservas, vaciaron los hoteles y sumieron el país en una aguda crisis económica que aún padece.
Por ello, en el ministerio se instaló entonces la idea de que era necesario diversificar la oferta y explotar otros recursos tradicionalmente arrinconados, como el turismo arqueológico y de aventura.
"Túnez no sólo tiene 1.200 kilómetros de costa, también ofrece ofertas culturales con más de 40.000 sitios arqueológicos, deportivas, sanitarias, de conferencias", afirmó Elloumi.
Combinado todo con la promoción del turismo interno, estrategia que ha llevado a que "de las 22 millones de pernoctaciones, cinco millones corresponden a visitantes locales".
Pero a pesar de que la mayoría de los hosteleros coinciden en que es cierto que este turismo interno ha salvado el sector, insisten en que aún se está lejos de salir del letargo y la crisis, principalmente debido a la caída del dinar, que perdió en 2017 más del 25 por ciento de su valor frente al euro.
Las estadísticas parecen respaldar la estrategia de Elloumi: en 2017, Túnez recibió siete millones de turistas extranjeros, una cifra que supone un 23 por ciento de aumento respecto al año anterior.
Y que acerca ya al número de visitantes foráneos que recibía antes de los tres atentados (7,2 millones), dos ellos contra objetivos turísticos: el museo de El Bardo y un hotel de lujo en la costa de Susa (centro).
Sin embargo, la estrategia seguida deja dudas sobre la viabilidad a medio y largo plazo de la recuperación, ya que se ha sostenido en dos factores endebles.
El primero, el levantamiento de las restricciones de viaje que habían impuesto la mayoría de naciones europeas, principalmente el Reino Unido, Alemania e Italia, lugar de origen del grueso de los turistas que eligen Túnez.
Un perfil de turista que busca sol y playa a precios baratos, y cambia con facilidad de destino al primer indicio de inseguridad e inestabilidad en el país.
Y el segundo, la política de precios bajos que tanto asusta a los sectores europeos: en Túnez, a día de hoy, es fácil encontrar una habitación en un hotel de alta categoría en la playa con desayuno y cena por menos de 50 euros/día.
En este sentido, las estadísticas muestran que la llegada de europeos aumentó un 19 %, principalmente de franceses, seguidos de rusos, alemanes y belgas.
Sin embargo, fue la vecina Argelia la que aportó el mayor número de visitantes con 2,5 millones, un 42 por ciento más que en 2016.
En ingresos, 2017 acabó con 900 millones de euros, un 16 % más que la temporada anterior, según cifras de la Oficina Nacional de Turismo Tunecino (ONTT).
Con esta tendencia, las expectativas son ambiciosas. Según fuentes del ministerio, el objetivo es llegar a los 10 millones de turistas en 2020 y atraer nuevos mercados, especialmente en China y Rusia.
"Estuvimos durante meses sin un solo cliente, cero, la gente que vive directa o indirectamente del turismo ha sufrido mucho. Nadie se imaginaba todo esto", explica a Efe Maher Ben Ali, un guía con más de veinte años de experiencia.
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