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El año 2025 será un período dedicado a la preservación
y la fortaleza. Es esencial asegurar que ningún ataque contra nuestro patrimonio
cultural quede sin castigo. A lo largo de la historia, el Imperio ruso
ha tomado nuestra historia para sí mismo, buscando destruir nuestra cultura
y, con ello, nuestra identidad. Ucrania, como nación, ha sido un
testimonio viviente de esta lucha por la supervivencia cultural.
En el tercer año de la invasión a gran escala de Ucrania por
parte de Rusia, se ha consolidado de manera inequívoca la comprensión de
que la cultura es un pilar fundamental de nuestra seguridad
nacional.
La defensa de la identidad nacional de Ucrania
El aspecto cultural ha demostrado ser tan crucial como el militar o el económico, ya que es a través de la cultura que se forjan la identidad nacional, la autoconciencia y la perdurabilidad de un pueblo. Es evidente que la agresión rusa no busca solo la conquista territorial, sino también la destrucción del patrimonio cultural, el idioma y la identidad ucranianas, lo que convierte el ámbito cultural en una de las áreas clave de este conflicto.
La guerra puso a prueba a Ucrania y nos brindó la oportunidad de replantearnos nuestra identidad. Nuestros artistas también están trabajando arduamente para documentar los crímenes de guerra, transmitir el sufrimiento y la esperanza de la nación, inspirarnos y unirnos. Sus creaciones ya forman parte de nuestra memoria colectiva y del diálogo global. A través de ellas, compartimos con el mundo nuestra historia, nuestra lucha y nuestra fe en la victoria.
La cultura como red de significados
La cultura no es solo arte, sino la manera en que nos contamos nuestra historia. Es cómo nos entendemos a nosotros mismos y cómo nos conectamos con el mundo. Según el investigador Clifford Geertz, la cultura es una "red de significados" que creamos, y esa red nos ayuda a mantenernos unidos y enfrentar los desafíos. Es lo que nos une entre el pasado, el presente y el futuro.
Rusia está tratando de borrar nuestra identidad, pero cada canción, cada pintura, cada libro demuestra que seguimos vivos. Los museos, teatros y festivales de arte no son solo recuerdos del pasado, sino que son parte de nuestro futuro. La cultura es lo que nos protege, nos inspira y nos conecta. Es la fuente de donde sacamos fuerzas para luchar por un futuro mejor.
Digitalización, diplomacia y el poder del arte en la defensa del Patrimonio
La guerra destruyó muchos monumentos, pero haremos todo lo posible por restaurarlos y preservarlos. Digitalizar nuestro patrimonio y proteger los monumentos históricos no es solo algo para el presente; es una inversión en el futuro.
Nuestros artistas ya llevan tiempo representándonos en el mundo. Esta "diplomacia cultural" está ganando fuerza. Cuando las palabras no son suficientes, el arte tiene el poder de tocar el corazón de cada persona. La música, el cine y las artes visuales nos permiten comunicar lo que no se puede expresar con palabras.
La cultura vive dentro de cada uno de nosotros. Está en nuestro idioma, en nuestras tradiciones, en cómo nos apoyamos mutuamente. Al leer libros ucranianos, escuchar música o visitar exposiciones, nos unimos a esta lucha. Protegemos lo que intentan destruir. Todos somos guardianes de la cultura, y es nuestra responsabilidad hacerla más fuerte.
El 2025 será el año de la conservación y la sostenibilidad. No solo debemos cuidar lo que tenemos, sino también crear cosas nuevas. Trabajaremos para que la cultura sea accesible a todos los ucranianos, sin importar dónde estén. Queremos que la música ucraniana suene en todos los hogares, que cada niño conozca nuestra historia, y que se hable de nuestra singularidad en todo el mundo.
Por todo esto, en 2025, se establecerá por ley que "la cultura es una parte esencial de nuestra seguridad nacional."
Genocidio
Rusia está llevando a cabo una política para "integrar completamente e irreversiblemente" los territorios ocupados, lo que incluye la destrucción parcial del pueblo ucraniano como nación y su asimilación. El país agresor está destruyendo y saqueando deliberadamente nuestro patrimonio cultural.
Dentro de esta política, Rusia realiza excavaciones arqueológicas ilegales, destruyendo y saqueando el patrimonio cultural, y trasladando artefactos fuera de los territorios ocupados. Estamos hablando de unos dos millones de piezas de valor histórico.
Estas acciones buscan apropiarse de la cultura ucraniana y crear un espacio sociocultural que niega nuestra presencia histórica, enfocándose solo en un "pasado ruso", lo que facilita la asimilación forzada de la población local.
Este enfoque dificultará el proceso de reintegración y recuperación de la unidad de Ucrania en el futuro.
Por eso, la documentación y la investigación de los crímenes cometidos por Ucrania en este momento son vitales para proteger nuestro patrimonio y asegurar que se haga justicia.
Sanciones
Las sanciones son una forma de prevención, para evitar que se sigan cometiendo violaciones.
Aplicar sanciones a los responsables del sector cultural ruso establecerá un precedente internacional para proteger el patrimonio cultural y mejorará el control global sobre el tráfico de bienes culturales.
Para los científicos y arqueólogos rusos, las sanciones tendrán serias consecuencias profesionales, como la prohibición de participar en conferencias científicas internacionales, el fin de la cooperación con instituciones internacionales y la imposibilidad de publicar investigaciones en revistas científicas.
También se les negarán subvenciones internacionales y se les prohibirá la entrada a los países que apoyen las sanciones de Ucrania.
De esta manera, los científicos rusos no podrán ser una herramienta del poder blando ruso, que busca convencer al mundo de la necesidad de ceder territorios ocupados a Rusia.
La política de sanciones no solo castigará, sino que también promoverá nuevas prácticas internacionales para proteger el patrimonio cultural. Tendrá un impacto real en los infractores, evitando más robos de patrimonio cultural ucraniano al establecer claras responsabilidades y consecuencias.
Objetivos
Es crucial que ningún delito contra el patrimonio cultural quede impune. Para lograrlo, debemos documentar los crímenes, aplicar sanciones a los responsables, rastrear los bienes robados en todo el mundo y llevar a cabo investigaciones en diferentes países.
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