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El uso de la mascarilla no solo es algo molesto para los niños, también puede afectar a algunas de sus capacidades de comunicación y empatía.
Sí, todos los adultos y niños a partir de 6 años de edad debemos llevas mascarillas como modo de prevención contra el coronavirus, pero ante esto surgen una serie de problemas. Problemas que no solamente hacen referencia a la comodidad, roces en la piel o problemas respiratorios, en el caso de los niños pueden afectar a su desarrollo emocional.
Las células de la empatía
Con los más pequeños existe un aprendizaje que es individual y que se desarrolla en sus capacidades cognitivas, el de las conocidas como células de la empatía. Éstas son clave en el aprendizaje emocional y su formación se da de forma inconsciente mediante la interacción social.
Se trata de las neuronas espejo, a éstas les debemos llorar o sentir miedo cuando vemos una película, bostezar si vemos a otra persona hacerlo o contagiarnos de la risa de los demás.
Las neuronas espejo son las responsables de la empatía y de la regulación emocional en la relación con los demás; son especialmente importantes cuando somos pequeños, porque es entonces cuando desarrollamos (a partir de los 6 meses o al año de edad) la referencia social, es decir, nuestra capacidad de utilizar y reconocer expresiones emocionales, e intenciones en los demás. La raíz de la empatía.
El uso de la mascarilla en niños provoca un bloqueo emocional
Además, en las aulas puede generar una desconexión significativa en la relación entre profesor y alumno, una cuestión que puede interferir de forma negativa en la atención, la memoria o el aprendizaje, áreas donde la comunicación con emoción es imprescindible para integrar cualquier conocimiento en el alumno.
Los profesores intentan suplir esta carencia con una tonalidad de voz más pausada y emocional aunque también más alta y ya se refieren los primeros problemas de afonía en el profesorado.
Se necesita un periodo de adaptación para que tanto alumnos como profesores se acostumbren al uso de la mascarilla
Ocultar el rostro no solo produce una falta de referencias en otras personas, también se acrecienta la distancia y la empatía hacia los demás. Y este puede ser un problema si se alarga.
De momento, parece que en los centros escolares van a tener que llevar mascarillas los profesores y los niños a partir de cierta edad. Seguramente este será un tema que se tomará en cuenta con los más pequeños en el caso de alargarse el tiempo con las mascarillas puestas.
De base, el que un maestro lleve mascarilla tendrá ciertos efectos en el aprendizaje del alumno, el impacto es seguro, pero afectará en mayor o menor medida dependiendo de la edad del niño y necesidades y estilos de aprendizaje.
En los niños más pequeños que aún requieren de un modelado vocal (para aprender a pronunciar los sonidos del lenguaje) o que necesitan más tiempo de expresión facial para entender conceptos, o que tienen necesidades especiales, como en el autismo, las complicaciones aumentan.
¿Qué podemos hacer para reducir el impacto de la mascarilla?
Es importante educar a los más pequeños en un uso adecuado para que siempre estén protegidos
Es responsabilidad de los adultos que los más pequeños utilicen la mascarilla correctamente. Para eso, siempre se deben asegurar que les proporcionan mascarillas adaptadas a su edad, de forma que se ajusten y les protejan correctamente, así como respetar su duración de uso. Cabe destacar que, en el caso de que la duración de las clases sea superior a 4 horas y utilicen mascarillas de tipo quirúrgico, se les debe facilitar una de repuesto.
Se les debe recordar que no pueden compartirla con nadie y que al colocársela deben mantener cubierta la nariz, boca y barbilla sin dejar huecos y no deben tocarla. También, que si está húmeda o dificulta la respiración, deben sustituirla por otra.
Trabajar una educación multisensorial
Los padres en casa pueden trabajar una educación multisensorial para disminuir el efecto del uso de mascarillas en el desarrollo emocional de los niños.
Una buena idea es jugar a dirigidos mediante el sentido del tacto o con actividades de comunicación a través de los ojos, jugando a adivinar expresiones emocionales parciales y completas.
En cuanto a los profesores...
Pueden apoyarse en más recursos complementarios, como dibujos, esquemas, pizarras digitales, y fomentar aún más el movimiento gestual en el cuerpo para expresar los contenidos.
También fomentar un lenguaje verbal más emocional, ya que no podemos expresar tanto con el rostro, podemos transmitir en nuestro mensaje las emociones que sentimos al ver el resultado de cierta tarea o actividad para no perder el vínculo afectivo, preguntarles a los niños cómo están, cómo se sienten, que entiendan que estáis ahí, como siempre, a pesar de que la mascarilla nos haga parecer más distantes.
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