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Las vacaciones de Navidad y las reuniones sociales de estas fechas han supuesto un resurgimiento de la variante Ómicron. Hace dos semanas, muchas familias se hicieron la pregunta de llevar o no a los niños al colegio tras las vacaciones. Muchos de ellos, convencidos de que las aulas continuaban siendo un espacio seguro, otros sin embargo, optaban por dejarlos en casa durante unos días más.
Sea como fuere, se ha terminado la Navidad y es momento de analizar si ha sido precipitada la vuelta al cole de los más pequeños en pleno pico de la variante ómicron. Tras dos días de clase, el miércoles pasado fue con diferencia el día que más contagios se registraron. Más de 100.000 niños y 20.000 docentes tuvieron que confinarse.
¿Qué solución deberían aplicar los centros ante la variante ómicron?
Los colegios tienen la papeleta más difícil de todas. Deben decidir con acierto que hacer ante el auge de la variante ómicron en las últimas semanas. En principio, los niños que no tengan síntomas deberían ir a clase y si el afectado es un profesor, el director del colegio debería llamar a un sustituto para no dejar tirados a sus alumnos en un momento tan crucial del curso como este. Es importante realizarlo rápido ya que, tras un mal movimiento puede esconderse un pequeño brote.
Las nuevas normas de los colegios obligan a abrir sus aulas si hay menos de un 20 % de alumnos o menos de 5 niños contagiados, con lo que, mantendríamos la ansiada presencialidad. Sin embargo algunos profesores han reconocido en 20Minutos que “Este cambio redunda en menos grupos en cuarentena, pero obliga a los docentes a atender a algunos alumnos de manera presencial y a otros a distancia simultáneamente, cuando el número de infectados en la clase no supera ese umbral. Todo ello implica una sobrecarga de trabajo para los educadores”.
La preocupación de los padres por la variante ómicron es normal
La preocupación de los padres ante la variante ómicron es normal. Los niños están tan expuestos como ellos al Covid. Sin embargo, aunque un gran grupo de niños ya haya recibido al menos una dosis, algunos padres dejan a sus pequeños preocupados porque saben que a ellos podrían quedarles días o incluso horas.
Este desasosiego no se ha traducido en un absentismo escolar injustificado, basado únicamente en el miedo de los padres a que los niños se contagien en el colegio, como sí ocurrió antes de Navidad. "Ahora mismo no tenemos constancia de que se estén produciendo ausencias de escolares no reales, no es significativo". Por otra parte, los padres no envían a sus hijos al colegio si tienen síntomas. En ese caso, los profesores están tranquilos porque impera la cordura.
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