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La vida submarina se ve altamente afectada por el calentamiento global y por la intensa actividad humana que recae sobre ellos. Son muchas las especies, tanto animales como vegetales que se encuentran en peligro.
Muchos son los científicos y asociaciones que luchan para poder preservar estos ecosistemas marinos, que son fuente de vida para nosotros y el hogar muchas especies.
La labor que desempeñan los investigadores, muchas veces se ve con lo obstáculos que muchos gobiernos interponen, por lo que no es tarea fácil intentar paliar los daños y recuperar estos hábitats.
En la vida submarina se incluyen los arrecifes de coral y las praderas submarinas
Las investigaciones llevadas acabo por el CSIC siguen aumentando los intentos de restauración de praderas submarinas, que en Europa han sufrido pérdidas constantes durante la segunda mitad del siglo XX.
Un estudio realizado por expertos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) demostró que la extensión de la Posidonia oceanica en el Mar Mediterráneo podría haber disminuido hasta un 38% en los últimos cincuenta años.
Durante la última década se ha observado una recuperación del 15%, lo que se debe, en parte, a la reducción de las emisiones de nutrientes que llegan desde la agricultura y desde las urbes que no depuran bien sus aguas.
Según dicha investigación, los datos obtenidos muestran que muchas especies y hábitats necesita de una a tres décadas para acercarse a "los rangos de abundancia no alterados o de referencia".
Tristemente, el mismo estudio no se muestra tan optimista con los arrecifes de coral, pues han podido comprobar que el cambio climático tiene unos resultados devastadores en estos ecosistemas.
Los investigadores creen que se puede recuperar entre un 60% y un 80% de lo perdido de la vida submarina, pero para el coral la cifra se reduce a un porcentaje 15% de arrecifes sanos.
Por otro lado, los ecosistemas de los océanos profundos resultan más complejos en su recuperación porque presentan un lento crecimiento.
Para poder llevar a cabo las acciones de protección y recuperación de la vida submarina en estos espacios, es necesario que se cumplan las previsiones sobre el aumento de la extensión de las áreas de protección marítima.
Los corales soportan las actividades humanas y los efectos del cambio climático, con el consiguiente aumento de las temperaturas y la acidificación de los océanos debido a que absorben más CO2 del que pueden soportar.
Dichos factores acaban influyendo en la capacidad de los corales para absorber el carbonato que precisan y crecer, por lo que muchos acaban pereciendo a largo plazo.
Hay que cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible para proteger los ecosistemas
En el año 2000 existían 3,2 millones de kilómetros cuadrados de océano protegidos, el 0,9%, que se han extendido a 26,9 millones de kilómetros cuadrados (el 7,4% del océano o el 5,3% si se consideran solo aquellas que están completamente implementadas).
Aún así, hay seguir avanzando, y es que todo apunta que, de seguir con este ritmo, podríamos contar con un 10% a finales de este año, el 30% en 2037 y el 50% en 2044 de vida submarina protegida.
Los expertos hacen hincapié en que existe la necesidad urgente de conseguir un mayor compromiso de la sociedad civil, las empresas privadas, las corporaciones, las industrias y de los movimientos sociales con este objetivo de restauración de la vida submarina.
Los investigadores insisten en que cualquier industria que vaya a operar u opere en el océano tiene que contribuir con el impacto positivo de conservación.
Es una labor de todos proteger la vida submarina, porque si se acaba erradicando, los siguientes seremos nosotros.
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