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La violencia de género es una lacra que inunda el mundo entero y no cesa nunca. A los malos tratos que sufren muchas mujeres, en muchísimas ocasiones hay que sumarles las consecuencias y secuelas de esos actos ya que son muchas las que por violencia de género tienen una discapacidad acreditada.
Según la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer (2019), un 20,7 % de mujeres que han sufrido violencia de género tienen una discapacidad acreditada del 33 % o más ocasionada por las agresiones. Respecto a la violencia fuera de la pareja y concretamente sobre la violencia sexual, el 14,3 % de mujeres encuestadas afirmaron que la discapacidad es consecuencia de estos episodios.
Discapacidad tras una agresión que casi acaba con suvida
Una realidad todavía poco visible con una gran la dificultad que enfrentan las víctimas supervivientes.
La sociedad tiene que saber que esto ocurre, y que cuando te sucede, es muy duro. Cuesta quitarse el maltrato de encima, pero también hay que reivindicar que a estas víctimas no les define solo esto. Es por eso que, Edurne Jáuregui, coordinadora de COCEMFE Navarra, celebra “el trámite de urgencia para acreditar una discapacidad a causa de la violencia de género”.
Un trámite de urgencia para acreditar la discapacidad
El Gobierno anunció en el mes de noviembre el establecimiento de un trámite de urgencia “por causas humanitarias o de especial necesidad social, de salud o de esperanza de vida”, que incluye ejemplos como personas con enfermedades como la ELA u otras enfermedades degenerativas.
Aquí es donde entrarían las víctimas de violencia de género, que podrán acogerse al trámite en el que se acortan los plazos para la valoración que debe acreditar la discapacidad.
Mujeres con discapacidad: mayor riesgo de sufrir violencia de género
En conversación con Newtral.es, fuente original de este artículo, Jáuregui hace hincapié en el mayor riesgo que tienen las mujeres con discapacidad de sufrir violencia, algo en lo que hemos hecho hincapié varias veces en GNDiario: “Cuando es una discapacidad intelectual, las mujeres tienen aún menos credibilidad. Y los recursos para mujeres con discapacidad no tienen una atención específica adecuada para el tema de la violencia de género, por lo que no se detecta”.
Sobre la discapacidad como consecuencia de la violencia de género, la coordinadora de CERMI Mujeresrecuerda “que, en efecto, hay mujeres que se quedan sordas o ciegas por las palizas”, pero pide no poner el énfasis “solo en la violencia física”: “La situación de estrés continuada que producen otras violencias, como la psicológica o la económica, genera trastornos de salud mental graves y sostenidos en el tiempo, además de contribuir a la aparición de enfermedades incapacitantes”, añade.
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