La casas prefabricadas están de moda. El primer confinamiento domiciliario por la crisis sanitaria ha dado lugar a que mucha gente las demande con rapidez para poder disfrutar de un hogar con jardín.
Vender la vivienda cuando llega un divorcio puede convertirse en un auténtico apocalipsis, y más si una o las dos partes se niegan a entrar en razones para llegar a un acuerdo.