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Algo más de 7 meses son los que ha tardado Benjamín Netanyahu en aprobar la reforma judicial que propuso en enero de este año. Casi el mismo tiempo en el que se han sucedido una serie de protestas en Israel por parte de cientos de miles de ciudadanos que ven con preocupación esta reforma, al considerar que pone en entredicho el modelo democrático con el que aún cuenta el país. Sin embargo, el primer ministro israelí, defiende su reforma de ley con uñas y dientes.
El pasado 24 de julio la cámara de representantes de Israel aprobó la reforma de ley de Netanyahu conocida por anular la cláusula de 'razonabilidad' por la que el poder judicial puede vetar o anular las decisiones del ejecutiva, si la corte las considerase poco razonables. Lo consiguió con tal solo 64 votos a favor de los 120 representantes que conforman la cámara, después de que el grupo opositor la abandonase en forma de protesta, pero sin votar en contra.
¿Israel podría estarse alejando de un modelo democrático?
Benjamín Netanyahu siempre ha sido considerado como un líder muy polémico. Ha ejercido el trabajo de primer ministro en más de una ocasión. La primera en 1996, con una sola legislatura, la más larga llegó tras su vuelta al poder en 2009 y allí se quedó hasta 2021. Después de pasar un periodo breve en la oposición, regresó, aunque con menos apoyos, al Gobierno de Israel, sin dejar atrás las presiones opositoras que lo tachan de ultraconservador y ultraortodoxo, algo que por otro lado no se aleja demasiado de la realidad.
Ahora vuelve a ser portada en los medios por una de las decisiones más polémicas a nivel nacional que ha tomado en estos últimos años, la conocida como reforma de ley judicial sobre la 'razonabilidad'. Básicamente, esta cláusula permitía al sistema judicial intervenir en las decisiones legislativas del ejecutivo, llegando a veta o impedir leyes e incluso nombramientos, si estos eran considerados como poco o nada 'razonables'.
Un ejemplo muy claro de este poder, es lo que ocurrió este año con la anulación por parte de la Corte Suprema, del nombramiento de Aryeh Deri como ministro del Interior y Finanzas de por parte de Netanyahu al considerarlo como algo ‘irrazonable’ teniendo en cuenta una condena fiscal que aún pesa sobre él. La anulación de este poder judicial ha hecho saltar las alarmas, no solo de sus detractores, sino también de miles de ciudadanos que ven es ella un impedimento a la separación de poderes en Israel.
Protestas incesantes
La base de la democracia se asienta precisamente en esta separación de poderes, donde el sistema judicial tiene capacidad para limitar el poder ejecutivo y legislativo del Estado, para que este no se convierta en un sistema autoritario de facto.
Esto es lo que muchos han visto en la reforma y lo que ha impulsado a cientos de miles de ciudadanos a las calles mientras el primer ministro de Israel defiende su política asegurando que la reforma permitirá al Gobierno electo “dirigir la política de acuerdo con la voluntad de la mayoría de los ciudadanos del Estado”, según comentó por Twitter, añadiendo que “cumplir la voluntad del votante no es de ninguna manera el fin de la democracia, es la esencia de la democracia”.
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