El papel de los abogados en nuestro bienestar cuando los médicos fallan

Es indiscutible que el sector sanitario es uno de los principales responsables de nuestro bienestar, bien sea desde un punto de vista físico o desde uno psicológico. No obstante, esta industria está compuesta por personas, así que está lejos de ser perfecta. Los errores por parte de un médico pueden salirnos verdaderamente caros y, en favor de que no nos quedemos desamparados en estas situaciones, existen despachos de abogados que se han especializado en negligencias médicas. Unos profesionales que demuestran el gran papel que juega el derecho en nuestra calidad de vida y que debemos tener cerca desde el mismo momento en el que se comete un perjuicio en nuestra contra.

Encuentra los mejores especialistas en negligencias médicas

Al igual que sucede con cualquier otro servicio que tengamos pensado contratar, al explorar el mercado del derecho, encontramos un amplio volumen de oferta. Elegir entre todos los despachos que existen a nuestra entera decisión, no es tarea fácil, pero sí determinante para los resultados a los que aspiramos. En consecuencia, lo más inteligente que podemos hacer es quedarnos con aquellos que hayan demostrado con creces su experiencia en el ámbito de las negligencias médicas. Unos despachos que, como Bley Abogados, ya gozan del reconocimiento de sus muchos clientes.

Como especialistas en derecho sanitario y en atención al paciente, este despacho está caracterizado por su larga trayectoria, la profesionalidad, y un trato cercano y personalizado para cada cliente. Otro de los motivos por el que conviene confiar en Bley Abogados, es por su colaboración continua con otros tantos expertos en la materia, como lo son los procuradores y los peritos médicos. De este modo, son capaces de defender la justicia y la seguridad en cuanto a la sanidad; logrando que cada proceso se resuelva lo antes posible y con los mejores resultados.

Para entender en mayor medida el rol que ocupa Bley Abogados en nuestro bienestar, cabe hablar de algunas de las situaciones más comunes. En este aspecto, encontramos malas praxis en la prescripción de pruebas diagnósticas, la indicación de medicamentos erróneos, el incumplimiento de los protocolos médicos, las cirugías erróneas -con graves secuelas o incluso fallecimiento-, el uso indebido de materiales; o, en materia administrativa, los atrasos en la atención hospitalaria y el mal funcionamiento del centro en su conjunto. 

Como puedes observar, son sucesos de lo más críticos, donde el rol de los abogados pasa a ser fundamental.

Supera cualquier tipo de negligencia con la compensación que mereces

En favor de que sepas cómo debes actuar en caso de haber sufrido alguna mala praxis por parte de cualquier tipo de médico, te dejamos con un ejemplo del trabajo que puede llevar a cabo Bley Abogados. Pongamos que algún familiar, o nosotros mismos, hemos sufrido una negligencia médica por ictus, un trastorno de la circulación cerebral que requiere un tratamiento inmediato, dentro de las primeras seis horas desde el inicio de los síntomas.

Estas negligencias médicas pueden derivar tanto en lesiones permanentes como en el fallecimiento del paciente. En caso de que así sea, el primer paso será contar el caso al equipo especializado de Bley Abogados. Ellos solicitarán todos los documentos médicos previos y posteriores al suceso, lo cual, les permitirá analizar el caso para determinar si, efectivamente, es o no una mala praxis. Acto seguido, el bufete se pondrá manos a la obra para solicitar la consecuente reclamación judicial, buscando una compensación económica que nos ayude a paliar el daño sufrido.

Más allá de la puesta en marcha de la solicitud de la indemnización, cabe comentar que estos profesionales también asumen por nosotros toda gestión administrativa, es decir, se han especializado en las incapacidades permanentes, para que, en caso de que haya secuelas que impidan la reincorporación laboral, se pueda tramitar por la Seguridad Social la obtención de una pensión vitalicia. Un servicio clave para el resto de nuestros días, que convierte el derecho en el salvoconducto de nuestro bienestar cuando la medicina falla.