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Es esencial reconocer el poder de las palabras cuando se trata de criar a un niño. Un estudio reciente publicado por la revista académica estadounidense "Child Abuse & Neglect" ha revelado que el abuso verbal infantil (CVA) puede ser tan perjudicial para el desarrollo de un niño como el abuso físico o sexual. La Fundación Words Matter, liderada por un equipo dedicado, ha estado investigando este tema a fondo.
El impacto del abuso verbal infantil
Las palabras que elegimos pueden tener consecuencias a largo plazo en la vida de un niño. Una simple frase como "Ponte los zapatos ya" puede convertirse en una experiencia traumática si se dice con un tono de voz agresivo. El estudio ha llevado a la conclusión de que el CVA debería ser reconocido oficialmente como una forma de maltrato infantil.
Las repercusiones emocionales y psicológicas del CVA pueden durar toda la vida y pueden manifestarse en problemas como obesidad, ira descontrolada, abuso de drogas, depresión y autolesiones.
Los niños confían en los adultos para guiarlos y enseñarles, y cuando esa confianza se traiciona mediante el abuso verbal, los niños pueden sentirse avergonzados, aislados y excluidos. Además, esta experiencia puede dificultar su participación en la comunidad y afectar negativamente su capacidad para aprender de las interacciones sociales.
Hasta ahora, el maltrato infantil se ha clasificado en cuatro categorías: abuso físico, abuso sexual, abuso emocional y negligencia. Sin embargo, el aumento en la prevalencia del abuso verbal ha llevado a la necesidad de reconocer el CVA como una categoría separada de maltrato. Los adultos a menudo no son conscientes del impacto que su tono de voz y sus críticas pueden tener en los niños.
La Fundación Words Matter aboga por un cambio en la percepción de las palabras que usamos con los niños. Reconocer el poder de nuestras palabras es el primer paso para construir un entorno seguro y amoroso para que los niños crezcan y se desarrollen de manera saludable alejados del abuso verbal.
Un estudio reciente señala a los padres y profesores como principales perpetradores
En el reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad Wingate en Carolina del Norte y el University College London (UCL), se identificaron a menudo a padres, madres y profesores como los principales perpetradores del abuso verbal infantil. Estos hallazgos han llevado a la Fundación Words Matter a proporcionar recursos valiosos en su página web, dirigidos a aquellos que puedan estar inclinados a usar menosprecios o apodos al hablar con los niños, para ayudarles a evitar actitudes y reacciones perjudiciales.
Los expertos enfatizan la importancia de considerar no solo las palabras elegidas, sino también el volumen, el tono y el contenido del discurso negativo, así como su impacto en el menor. El simple acto de elevar la voz o utilizar un tono agresivo puede ser igual de dañino que las palabras hirientes en sí. Además, el estudio reveló que el uso del grito y los insultos no garantizan la obediencia del niño. De hecho, los niños más pequeños pueden reaccionar con frustración y bloqueo ante un grito, sin prestar atención al contenido del discurso duro.
Words Matter también ofrece orientación sobre cómo reparar la relación con el niño después de haber proferido palabras hirientes propias del abuso verbal. Reconocen que es fundamental abordar el daño causado y trabajar para reconstruir la confianza y el vínculo con el menor. Esta iniciativa destaca la importancia de una comunicación respetuosa y comprensiva con los niños, promoviendo un entorno en el que puedan crecer seguros y emocionalmente saludables.
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