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La Antártida es el único continente donde los niños van a la escuela y no hay peligro para salir al aire libre. Aunque en esta zona a penas se sale de casa por el frío y su aislamiento.
Desde la Base Antártica Esperanza, el teniente coronel Norman Walter Nahueltripay se encuentra destacado con otras 62 personas, entre las que se incluyen su esposa y sus dos hijos.
Todos ellos, observan desde la lejanía y el frío polar cómo el resto del mundo se ha parado y se ha quedado aislado por la pandemia causada por el COVID-19.
La Antártida es el único lugar que sigue el ritmo de la vida con normalidad
El coronel comentaba que uno ya se encuentra aislado de manera natural en dicha ubicación. El es el líder de una expedición argentina que durará 12 meses, y tras los cuales, otro destacamento reemplazará al actual.
Es la única base argentina que se asemeja a un poblado, ya que los militares acuden con sus familias durante un año. Además, hay un colegio público para que los niños desarrollen su curso escolar de manera normal.
El lugar del que hablamos está en la península Trinidad, una extensión de la península Antártica donde los habitantes de Base Esperanza hacen su vida normal, mientras que el resto del mundo, sigue esperando dentro de sus hogares a recuperar la normalidad.
Y es que la cuarentena no es obligatoria en la base científica, pues ellos realizan las mismas actividades que siempre. Hacen trabajos de sismografía y biología, así como el mantenimiento de los diferentes edificios que componen el lugar, además de contar con una pequeña radio local que emite con regularidad.
Por otro lado, también observan a los pingüinos, pues estos forman parte del entorno de la base, y son habitantes de siempre en la Antártida.
Clases durante todo el año
Los niños que cursan primaria acuden a sus clases presenciales con dos maestros que también viven allí durante todo un año. Estos los designa la provincia de Tierra del Fuego que, aunque sea el sur para todo el mundo, es "el norte" para ellos.
Los adolescentes que se encuentran cursando secundaria lo hacen a distancia, por Internet. Cabe destacar, que desde hace dos semanas, hacen lo mismo que aquellos estudiantes argentinos. En total, hay 15 menores en edad escolar en este campamento científico del Ejército argentino.
Como a todos los niños, les encanta salir a jugar con la nieve. Hoy en día, con la situación del coronavirus, son los únicos niños de Argentina que pueden contar con ese lujo, pero aún así, no pueden hacerlo durante mucho tiempo por las bajas temperaturas de la Antártida.
Los vientos de la Antártida alcanzan los 120 kilómetros por hora, el frío es intenso, y aún así todos los habitantes de esta base se encuentran allí, aislados del mundo aunque no hagan confinamiento como el resto del planeta.
El coronavirus se cobró 90 víctimas, y dejó 2.142 infectados durante el pasado fin de semana
El coronel Nahueltripay, que se encuentra aislado desde diciembre de 2019 aconseja a todos los argentinos con una programación completa de las actividades que uno puede hacer durante el día, y tratar de que se extiendan durante toda la cuarentena.
A aquellos que tengan hijos, les recomienda aprovechar ese tiempo en familia que uno pierde cuando se trabaja fuera de casa todo el día. Cosa que el lleva a rajatabla desde que llegó a la Antártida.
A todos los argentinos y al resto de quienes están confinados en sus casas, Nahueltripay, aislado de facto desde el pasado diciembre, les da un consejo de experto para superar el encierro.
Nahueltripay comenta que todos en Base Esperanza están "preocupados" por sus seres queridos en el continente sudamericano, pero que por fortuna no hay ningún familiar suyo contagiado.
Desde la Antártida no hay contagios pero sí añoranza y preocupación por todos los familiares y seres queridos
Aunque mantienen el contacto, la preocupación es imposible obviarla. Desde la base mantienen llamadas con un científico italiano que pasó los meses de diciembre y enero en la base antes de volver a Italia.
Tanto el coronel como su equipo se comunican con el sismógrafo para comprobar si está bien. En este caso, el científico italiano paso del aislamiento en la Antártida a el aislamiento en su hogar.
En abril el clima empeora en la Antártida y no se reciben visitas, pero durante los meses del verano austral sí que tuvieron algunas, como la de los cargamentos de suministros e incluso los turistas que viajan hasta la zona, cosa que sucedió antes de la propagación del coronavirus.
Desde la base reconocen que esos meses fueron los más peligrosos para ellos, y decidieron tomar las medidas que entonces, el Ministerio de Defensa argentino consideró oportunas
Cuando el virus comenzó en Wuhan el equipo debía de pedir a todo buque que iba a la Antártida una declaración jurada. Pero una vez concluida la época estival, el contacto con el exterior es prácticamente nulo.
Desde la Base Esperanza seguirán de forma televisiva, hasta diciembre de 2020 cómo el mundo, sus familiares y amigos batallan con la pandemia del coronavirus.
Hace cuatro meses que partieron a la expedición a la Antártida, sin saber que no iban a ser los únicos en experimentar lo desconocido y un aislamiento.
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