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En los recientes Campeonatos de España de Atletismo, destacaba una atleta albina que competía con gafas de sol. Se trataba de una campeona paralímpica, entre las mujeres más rápidas de España, sin discapacidad. Adiaratou Iglesias (Bamako, Mali, 1999), una mujer de discurso claro y actitud alegre, se destacaba con firmeza en esta categoría.
Adiaratou Iglesias, un ejemplo de superación para el atletismo
Por una razón, Iglesias es capaz de correr los 100 metros en 11,83 segundos, los 200 metros en 23,10 segundos y los 400 metros en 57,49 segundos, a pesar de que no puede ver la meta cuando se coloca en los tacos de salida, ni siquiera la mitad de la recta. La atleta gallega solo tiene un 20 % de visión y padece nistagmo, una enfermedad que le impide ver claramente más allá de 30 metros. A pesar de esto, se siente completamente integrada en el CAR de Madrid, donde entrena con el grupo de José Luis Calvo, así como antes lo hacía en Lugo.
A pesar de que Adiaratou Iglesias está acostumbrada a sentirse diferente, su situación presenta desafíos singulares. Como corredora con problemas de visión, destaca entre los sprinters que tienen una visión perfecta. Además, siendo albina en una familia de raza negra originaria de Mali, donde su condición es vista como una maldición que debe ser erradicada, sus padres la enviaron a España en busca de una vida mejor. Ahora, ella ha logrado ganarse ese futuro a toda velocidad, con la vista puesta en los Juegos Paralímpicos de París, donde intentará repetir la medalla de oro que conquistó en Tokio.
La dura rutina de la atleta multitarea
"Generalmente, entreno seis días a la semana, con sesiones tanto por la tarde como, en algunas ocasiones, por la mañana y por la tarde. Además, soy estudiante de Educación Infantil y, en ocasiones, doy charlas. También trabajo con un psicólogo para preparar mi mente y controlar los nervios, y, por supuesto, suelo ir al fisioterapeuta", indicó Iglesias.
El papel crucial del apoyo familiar
Muchas personas juegan un papel fundamental en mis logros deportivos. Mi madre, por ejemplo, ha sido una pieza clave desde el principio, incluso antes de que supiera qué era el atletismo. Ella siempre confió en mí y me decía: "Algún día llegarás a unos Juegos Paralímpicos." En ese entonces, ni siquiera sabía lo que eran los Juegos Paralímpicos. La confianza de tus seres queridos es esencial para alcanzar el éxito.
El arte de la preparación mental
Realmente no hay una fórmula exacta para prepararse mentalmente. Cada año, los deportistas tenemos una competición importante, ya sea un Europeo, un Mundial o unos Juegos. El enfoque está en disfrutar el proceso y seguir entrenando, ya que es lo que suma a lo largo del tiempo. Aunque el objetivo final es un año olímpico o paralímpico, el trabajo previo es lo que cuenta. La preparación incluye muchas horas de entrenamiento mental para llegar a las competiciones previas y lograr la marca mínima. Correr en las eliminatorias o semifinales puede parecer lo más sencillo, pero el proceso de preparación es muy complejo.
La experiencia de alcanzar la máxima aspiración deportiva
Es difícil encontrar palabras para describirlo, pero sé que representan la máxima aspiración para cualquier deportista. Es increíble haber entrenado durante tantos años y llegar a competir allí, obtener resultados que te satisfacen. No se trata solo de ganar medallas, sino de vivir la experiencia en sí misma, que es absolutamente asombrosa.
Su primer encuentro con los Juegos de Río 2016
Mi primer recuerdo de los Juegos Paralímpicos es de Río 2016. En ese momento, estaba empezando a adentrarme en el mundo del deporte paralímpico y me preguntaba "¿Qué es esto?" Sabía que existían competiciones para personas con discapacidad, pero no tenía idea de cómo eran realmente. Comencé en el atletismo en 2014 y había logrado la marca mínima para Río 2016 a los 17 años, pero no podía participar porque aún no tenía la nacionalidad española. Así que fue entonces cuando empecé a seguir los Juegos, a observar a mis futuros compañeros y a comprender realmente cómo eran.
El viaje desde África a una nueva vida en España
Vine a España buscando una vida mejor debido a la persecución de personas con albinismo en África, como en Mali, donde enfrentamos graves peligros. Mis padres temían por mi seguridad y decidieron enviarme a Logroño con un hermanastro. Las cosas no salieron bien, y estuve tres años en un centro de menores. Fue allí donde conocí a mi madre de acogida, quien quería acoger a una niña pequeña, pero en ese momento yo ya tenía 14 años. Nos llevamos bien y, eventualmente, me mudé a vivir con ella en Lugo.
La vida en España
Mi situación en España me ha dado muchas oportunidades que no habría tenido en Mali. Valoro mucho la suerte que he tenido de vivir aquí y ser aceptada como parte de esta comunidad. Planeo visitar mi país en el futuro, pero mi vida habría sido muy diferente si no hubiera venido a España.
De la curiosidad en Mali a la pasión en Lugo
“No conocía la palabra en Mali. Aunque había visto alguna competición en una pantalla gigante en casa de un amigo, no tenía acceso a televisión”, explicaba la atleta. Recuerdo haber visto a unas chicas corriendo en un anuncio y pensé que quería hacer eso. Siempre le pedía a mi madre biológica que cronometrara mis carreras, pero no sabía que eso se llamaba atletismo. Cuando me mudé con mi madre adoptiva en Lugo, me explicó que había pistas para correr cerca de casa, y así empecé a conocer el mundo del atletismo en 2014, descubriendo que era mucho más que solo correr.
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