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Debido al calentamiento del planeta, muchas aves migratorias se están desplazando hacia altitudes más altas, lo que supone cambios en la habitual dispersión de semillas a larga distancia, principalmente hacia el sur, que se ve alterada por estos cambios de flujos, según un estudio publicado en Nature.
El estudio contó con la participación de 13 centros de investigación y fue liderado por Juan P. González-Varo, investigador del Departamento de Biología de la Universidad de Cádiz. “El cambio climático actual es tan rápido que muchas plantas requieren distancias de dispersión mucho más allá de las que normalmente se producen a escala local. Ahí es donde las aves migratorias pueden jugar un papel determinante, ya que son capaces de dispersar semillas a decenas de kilómetros. Esta investigación la planteamos para conocer el potencial de las especies vegetales para ser dispersadas por estos animales hacia futuras áreas favorables” explica González-Varo.
El estudio se ha realizado en los ecosistemas mediterráneos y templados de Europa de Portugal, España, Reino Unido, Alemania, Italia y Polonia.
La mayor dispersión de semillas favorecida por las aves migratorias se produce hacia el sur
El estudio publicado en junio indica que un 86 % de las plantas son diseminadas por aves migratorias en sus rutas hacia el sur a finales de verano, frente a solo un tercio de especies disgregadas en sus migraciones anuales hacia el norte a finales de invierno.
“Para que una especie de planta sea dispersada por aves que migran hacia el norte, tiene que tener frutos entre febrero y abril. Las plantas con frutos en este periodo se caracterizan bien por tener una fructificación muy larga, como ocurre en enebros, lentiscos, mirtos, acebuches o acebos, o bien por tener una fructificación muy tardía, como ocurre en las hiedras”, explica González-Varo.
Hay aves migratorias muy cazadas que son vitales para la dispersión de semillas en el norte
Las aves migratorias en Europa migran en la misma dirección de sur a norte en primavera y de norte a sur en otoño. No obstante, el estudio ha demostrado que las aves con mayor poder para dispersas plantas europeas hacia latitudes más frías son especies paleárticas, lo que significa que no cruzan el desierto del Sahara. Estas aves, como petirrojos o mirlos, son comunes en el centro y sur de Europa.
“Aunque se trata de especies comunes, el potencial de dispersión de semillas al norte recae en solo un puñado de especies, algunas de ellas muy cazadas en la Cuenca Mediterránea, tanto legal como ilegalmente. Creemos que nuestro estudio da valor añadido a especies consideradas vulgares, ya que sobre ellas caería el peso de ayudar a las comunidades vegetales europeas ante el cambio climático” explica González-Varo.
Hay que conservar las comunidades forestales futuras
Los autores del estudio explican que esta dispersión hacia nuevas áreas tendrá efectos para la composición de los bosques del futuro, ya que las diferentes aves migratorias podrían no colonizar nuevos territorios que les permita afrontar el aumento de temperaturas. Por tanto, la investigación es vital para comprender, detener y mitigar las pérdidas futuras de biodiversidad debido al cambio climático, según señala el portal especializado Restauración de Ecosistemas. El cambio climático no deja de demostrar que los flujos naturales de comportamiento de La Tierra están cambiando debido a la acción humana sobre el planeta. Es de vital importancia que la comunidad internacional reduzca la emisión de gases y residuos de forma drástica, tal y como avisó el último informe sobre cambio climático de la ONU y en línea a los Objetivos de Desarrollo Sostenible que llaman a actuar por el clima.
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