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Con el Gobierno recién estrenado, uno de los primeros puntos pendientes del Ejecutivo será renegociar los objetivos de déficit con la Comisión Europea. Y es que las actuales cifras de déficit público se alejan de las acordadas en Bruselas por el anterior Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Así las cosas, la vicepresidenta Nadia Calviño tiene ahora la importante labor de persuadir en el eurogrupo. La buena capacidad de entendimiento con los socios europeos de la vicepresidenta económica tendrá que ser demostrada ahora.
El déficit vuelve a ser objeto de negociación en Bruselas
En este contexto, cabe tener en cuenta la flexibilidad mostrada por Bruselas con nuestro país desde la etapa de Pierre Moscovici. No obstante, a estas alturas España sigue incumpliendo con lo pactado mientras la Comisión Europea sigue lanzando advertencias.
Este lunes, 20 de enero, en el Eurogrupo, Calviño tendrá la posibilidad de explicar las intenciones del Gobierno español, así como la línea maestra de su política. Sin embargo, no planteará ninguna propuesta concreta de renegociar los objetivos del déficit, según indican fuentes del Ministerio de Economía.
“Va a ser un planteamiento general de las líneas maestras de política económica en el nuevo mandato”, añaden estas fuentes, precisando que no se trabaja en flexibilizar objetivos concretos.
Cabe esforzarse más por reducir el déficit estructural
Al parecer, se estaría buscando utilizar al máximo los mecanismos que ya existen en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, en concreto escalonar los esfuerzos de reducción del déficit estructural en dos años.
En la misma línea, el Ejecutivo insistirá es en los métodos del cálculo sobre el impacto del ciclo económico en la reducción del déficit, un cómputo que establece el déficit estructural, sobre el que ahora se piden resultados a España desde que entró en el brazo preventivo del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.
En el ministerio anuncian que mantendrán una comunicación constante con la Comisión Europea para que conozca sus propósitos en gastos e ingresos, de la misma forma como se hace cuando se preparan unos presupuestos y se presentan a examen a Bruselas.
Desde Bruselas llaman a hacer ajustes
A todo esto, parece que a Bruselas no ha llegado ninguna notificación oficial de las intenciones del Gobierno español. Por lo tanto, desde la Comisión esperan a que España siga el procedimiento habitual. Esto supone presentar la actualización de los planes presupuestarios, con la fijación del techo presupuestario primero y los presupuestos después.
En los debates sobre orientación fiscal de los últimos meses España e Italia han intentando un cambio en el tono de la política. Buscaban implementar un lenguaje más expansivo, más acomodaticio, pero no han tenido éxito.
De hecho, las orientaciones continúan estableciendo que quien tiene margen debe invertir más, en alusión a Alemania. Al mismo tiempo que Bruselas apunta a que los países con menos posibilidades deben controlar su déficit y aplicar reformas estructurales.
España no está en situación de pedir tiempo
Ya en noviembre, la conclusión de la Comisión Europea fue que España tiene “un riesgo de desviación significativa del ajuste requerido para el objetivo presupuestario a medio plazo”. Es lo que en el lenguaje comunitario se interpreta como un toque de atención, que no llega a alerta grave, pero que conlleva la petición de un ajuste de 9.600 millones de euros.
La dificultad que puede tener el Gobierno es si, para cumplir con sus compromisos y promesas, lleva a cabo una política expansiva que puede tener dificultades para compensar con nuevos ingresos.
De hecho, Bruselas ha puesto siempre en duda los cálculos españoles de recaudación para nuevos impuestos como la tasa digital o la tasa Tobin sobre transacciones financieras.
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