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Es probable que el cambio climático sea el suceso potencialmente más grave para la sociedad humana, tal como está configurada hoy. La evidencia científica deja este hecho patente en el último informe el Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC), el grupo de expertos vinculado a la ONU, son una alerta roja para la humanidad. Un documento del que más bien se habla poco.
La velocidad que ha tomado la crisis climática es aplastante. Así como sus causas: la masiva emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono, derivada, en primer término, del uso de los combustibles fósiles como fuente de energía.
La composición de la atmósfera está cambiando, y esto traerá miles de muertes por fenómenos como el calor extremo. Y es que, el número de personas que morirán anualmente por el calor extremo en España pasará de unas 1.500 a hasta 8.000 en 2050 si las emisiones se mantienen en niveles altos.
España es uno de los países más amenazados por esta consecuencia del cambio climático
Además de las amenazas directas para la salud de las personas, la comunidad científica internacional advierte de otros impactos que el calentamiento global acarreará para la biodiversidad española y, por ende, para actividades económicas como la agricultura, la pesca o el turismo.
Por primera vez, el IPCC afirma que no hay absolutamente ninguna duda de que es la actividad humana, principalmente a través de la quema de combustibles fósiles, la que provoca la acumulación de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera y elevan la temperatura del planeta. Ese debate, si alguna vez fue relevante, se acabó ayer.
Por si fuera poco, el IPCC asegura que la temperatura media del planeta ha aumentado 1,1 grados centígrados desde los niveles previos a la industrialización, a mediados del siglo XIX. Es el aumento de temperatura más rápido en 2.000 años. Fenómenos extremos similares a las inundaciones de Alemania y China, o los incendios en Grecia y el oeste americano, son consecuencia de esa evolución. Siete de los diez incendios más grandes de California, por ejemplo, han sucedido en los últimos cinco años.
El aumento sostenido de temperaturas tendrá también un efecto para el sector energético, tanto por la producción hidroeléctrica (dada la menor de disponibilidad de agua), como por el del consumo: el suministro necesario para climatizar edificios en un contexto de calor extremo podrá duplicarse en 2035 y multiplicarse por 3,5 en 2065 si no se toman medidas drásticas de mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero.
Es preciso tomar urgentemente medidas ambiciosas de adaptación al cambio climático
Proteger y fortalecer la naturaleza es esencial para asegurar un futuro digno. Existen varias opciones para adaptarse a un clima cambiante. En este informe se brindan nuevas ideas sobre las posibilidades que la naturaleza ofrece para reducir los riesgos climáticos y, al mismo tiempo, mejorar la vida de las personas.
“Los ecosistemas sanos son más resilientes al cambio climático y prestan servicios indispensables para la vida, como el suministro de alimentos y agua limpia”, aseveró Hans-Otto Pörtner, Copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC. “Al restaurar los ecosistemas degradados y conservar, con eficacia y equidad, entre el 30 % y el 50 % de los hábitats terrestres, marinos y de agua dulce, la sociedad puede beneficiarse de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono, y podemos acelerar los avances en la consecución del desarrollo sostenible, pero es fundamental contar con el apoyo financiero y político adecuado”.
“De este modo, se pueden conciliar diferentes intereses, valores y formas de ver el mundo. Al aunar los conocimientos científicos y tecnológicos especializados y los conocimientos indígenas y locales, las soluciones serán más eficaces. Si no logramos un desarrollo sostenible y resiliente al clima, tendremos un futuro para las personas y la naturaleza que dista mucho de ser óptimo”.
Las consecuencias de nuestras acciones las padecerán al final de este siglo los niños que nazcan en esta década. Lo que está en peligro no es la Tierra: es la humanidad, apenas una anécdota en la historia de este planeta. Para que no desaparezca antes de tiempo, la generación de líderes que debe actuar es la que hoy gobierna. El momento de evitarlo es ahora. No habrá otro.
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