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La sobrecarga de responsabilidades personales, familiares, laborales o académicas conducen al agotamiento emocional, un mal omnipresente en los ciudadanos del siglo XXI. La psicóloga Elena Cayuela, de Mundopsicologos.com, nos explica cuáles son las personas más expuestas a este riesgo y cómo superarlo.
Cansancio excesivo, dolor de cabeza, irritabilidad y esa sensación de no poder más... Si te ves reflejado/a en estos síntomas, sufres agotamiento emocional. Un mal que puede afectar a tu trabajo, a tus relaciones y, quizás lo más importante, a tu estado de salud.
Síntomas del agotamiento emocional
Entre los factores que hacen que una persona sufra agotamiento emocional está la sobrecarga de responsabilidades, ya sean laborales, personales, familiares o académicas; y el elevado nivel de autoexigencia que llegamos a imponernos.
Cuando sufrimos agotamiento emocional dejamos de tener ganas de hacer cosas, padecemos cambios bruscos de humor, estamos más irritables y nuestra capacidad de concentración se reduce.
El agotamiento emocional causa también síntomas físicos, como dolores de cabeza, problemas relacionados con el sueño (no poder dormir, despertarse de madrugada o necesitar dormir en exceso); o gastrointestinales, como aumento o disminución del apetito y digestiones pesadas, entre otros.
La situación de agotamiento puede acarrearnos dificultades en ciertos ámbitos de la vida, como el rendimiento académico o laboral, conflictos con las personas que nos rodean, como la pareja o los compañeros de trabajo, y el abandono de actividades que nos resultaban placenteras, como preparar comidas sanas o, simplemente, pasear.
Si no se pone remedio, los síntomas se intensifican y favorecen la sensación de incapacidad e impotencia. Nos corroe el sentimiento de indefensión, y nos creemos incapaces de controlar nuestra propia vida. Al final caemos en un círculo vicioso de sensaciones desagradables y emociones negativas.
Cómo superar el agotamiento emocional
La psicóloga Elena Cayuela indica que la clave para evitar o superarlo consiste en "mantener una actitud positiva hacia nuestras obligaciones, saber desconectar y realizar actividades placenteras o gratificantes. El perfeccionismo o la obsesión de controlar todo pueden convertirse en un peligro para el bienestar psicofísico", precisa.
Desde su punto de vista, solo quienes consiguen aprender a ser conscientes y a reconectar con sus propios deseos y emociones pueden prevenir estados de agotamiento y gestionar el desequilibrio emocional. La experta recomienda "ser amable y comprensivos hacia uno mismo y dejar de actuar en cada momento como un juez intransigente".
Para prevenir este tipo de agotamiento, Elena Cayuela apunta a la necesidad de contar con una serie de factores de protección. Entre ellos, aceptar que la frustración es parte de la vida y no sentirnos desgraciados si algo no sale como hubiésemos querido; ser capaces de analizar los problemas y plantear diferentes opciones de solución.
Los expertos coinciden en afirmar que disfrutar de los amigos, la familia y el ocio o realizar actividades que nos agraden y nos ayuden a generar emociones positivas son asuntos de los que nunca debemos prescindir si queremos mantener nuestra mente sana.
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