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La expulsión de Huawei de la SD Association no dañará particularmente a la firma e, incluso, a largo plazo podría beneficiarla y hasta favorecer el surgimiento de una hegemonía china que desbancara a EEUU como líder tecnológico mundial, según expertos consultados por Efe.
"Su salida de la SD Association no le importa a nadie, como ninguna de las que se están tomando contra Huawei: se van a quedar en nada", defiende a Efe Enrique Dans, profesor de Innovación del IE Business Shool.
En su opinión, la decisión de sacar al fabricante chino de esta asociación -que estandariza las tarjetas de memoria SD incluidas en cámaras, portátiles, tablets o móviles, incluidos los de Huawei- puede incluso pavimentar su camino hacia el lanzamiento comercial masivo de sus propios productos con sus propios estándares.
"Con su capacidad de innovación y su fuerza de ventas, Huawei podría permitirse salir al mercado con sus propios estándares, que si además fueran adoptados por otros fabricantes chinos podría incluso robar la hegemonía tecnológica a EEUU, que es por lo que Trump está peleando", asegura este divulgador tecnológico.
Un incentivo
De la misma opinión es Fernando Suárez, vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingeniería en Informática, que considera que "a medio plazo todo esto puede ser ventajoso, hasta casi positivo, para Huawei: un incentivo para desarrollar tecnología propia y triunfar".
El domingo, Huawei ya dijo que decisiones como su expulsión de la SD Association, que descartó que afecte a sus operaciones diarias, sólo dan lugar a "estándares fragmentados" que no benefician a nadie, sin hacer alusión alguna a que la firma ya tiene en el mercado las NM Card, tarjetas de memoria sobre un estándar del que es propietario y que incluye en alguno de sus móviles de gama alta.
Un plan B
Existe consenso en el sector en que ese nuevo formato de almacenamiento extraíble, que es casi el doble de pequeño que una microSD (similar a una nano SIM), es "un plan B" que Huawei podría desarrollar masivamente, como el que está demostrando tener para otros componentes y tecnologías desde que a mediados de mes el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara su veto (inicialmente inmediato y luego con periodo de gracia de tres meses).
"Cada vez está más claro que Huawei se veía venir todo esto, y ha hecho sus deberes: incluso tiene su propio sistema operativo que en un momento dado podría competir con Android y (el IOs de) Apple y al que se podrían sumar otros fabricantes chinos afectados también por esta guerra comercial", apunta Suárez, que duda mucho de que la firma china vaya a salir duramente perjudicado de este embrollo.
Estos "ases en la manga" que Huawei está exhibiendo a medida que se suceden los anuncios de paralización de relaciones comerciales por parte de empresas estadounidenses ponen de manifiesto, en su opinión, que el segundo mayor vendedor de dispositivos móviles del mundo tiene gran capacidad para acelerar sus desarrollos tecnológicos, con lo que en dos años podría imponerse.
Hay soluciones
"Si la forzasen a vender móviles con su propio sistema operativo seguramente no lo haría nada mal. Ya es líder en China, donde no tiene aplicaciones de Google", advierte Dans, que añade que "hay fabricantes chinos que podrían apostar por el sistema de Huawei", entre ellos Xiaomi, otro de los líderes mundiales en venta de móviles, y recuerda que hace poco el mercado estaba liderado por Nokia y las Blackberry que ya pocos recuerdan.
Además, y según Dans, Huawei es una empresa que "trabaja con una estrategia de largo plazo y que no cotiza, así que no tiene que dar explicaciones a nadie", mientras que las estadounidenses que ahora, "muy a su propio pesar", están vetándola, "sí tienen que mantener el valor de sus acciones, responder ante los mercados y por lo tanto desarrollar estrategias muy a corto plazo".
Cuestión de tiempo
"Huawei tiene un horizonte temporal mucho más amplio que el de Trump. Puede afrontar una caída de sus ventas de electrónica de consumo perfectamente, porque no es su principal negocio, no es ZTE, sino que esa división simplemente la creó para probar sus desarrollos tecnológicos, y luego ha descubierto que se le da bien venderlo, pero no es lo que más le importe", aventura Dans.
Este analista está convencido de que transcurridos los tres meses de plazo que Trump estableció para que las firmas estadounidenses dejaran de operar con Huawei, y pasados sus "codazos y pataletas para tratar de evitar que alguien les quite la hegemonía tecnológica", todo se habrá diluido y se recuperará la normalidad.
Los expertos consideran que si China quisiera, podría hacerse fácilmente con esa hegemonía, puesto que además de fabricar barato es el país que más invierte del mundo en inteligencia artificial y desarrollo tecnológico.
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