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La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha supuesto un importante punto de inflexión en el mapa internacional. Más allá de sus implicaciones con respecto a la inflación, los recursos, el movimiento de refugiados y el incremento de la tensión en la zona, también vuelve a poner sobre la mesa el recurrente debate sobre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) y su efectividad fáctica a la hora de cumplir con su propósito.
Un propósito que no es otro que el de velar por la paz y la seguridad internacional y la de todos los miembros de las Naciones Unidas. Sin embargo, el Consejo de Seguridad tal y como fue planteado a finales de 1945, no ha sido capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias actuales, principalmente por un punto de eterna discordia: el derecho a veto. Pero antes de entrar en más detalles, primero entendamos cómo se estructura este órgano con capacidad ejecutiva.
¿Qué es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas?
Para comprender en qué consiste el Consejo de Seguridad de la ONU, necesitamos comprender que se generó en un contexto de post-guerra, cuando lo que se buscaba era una estabilidad que solo podía otorgar la paz. Después de dos guerras mundiales prácticamente consecutivas, Europa y los aliados del mundo occidental, buscaron la forma de asentar pilares para un paz que permitiese el crecimiento económico.
Sin embargo, no todo resultaba tan sencillo. En aquella época, los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, se alzaron como garantes de la paz, y lo hicieron asentados en la posición de armas con capacidad nuclear. Sobre estas dos ideas, el Consejo de Seguridad formuló una mesa en la que se sentarían 15 miembros de la ONU, pero 5 de ellos tendrían derecho a veto. Estos 5 fueron los mismos que ganaron la guerra: EE.UU., Rusia (antigua URSS), Francia, Reino Unido y China.
Por supuesto los 5 también son, y hasta el momento eran las únicas, potencias nucleares. El punto en discordia se inició cuando el derecho a veto entraba en conflicto con los intereses de según qué miembros de este núcleo duro del Consejo de Seguridad. Pero también se vio que restaba eficacia en aquello de mantener la paz y la seguridad, y tenemos un ejemplo muy actual: la guerra de Ucrania.
El caso de Ucrania
La guerra de Ucrania no solo supone un punto de inestabilidad y tensión para Europa. Su impacto también se hace sentir en prácticamente todos los rincones del planeta. Desde la necesidad del grano ucraniano para los diversos países africanos, hasta la inflación que también golpea a Latinoamérica y las viejas, y nuevas, alianzas con el mundo árabe. Visto desde esta perspectiva sería lógico pensar que las Naciones Unidas debería intervenir para asegurar la paz, pero no lo hace.
¿Por qué? Muy sencillo: Rusia. Rusia, principal detonante de la guerra en Ucrania, es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, un miembro que además tiene derecho a veto. Es esta capacidad de veto la que impide que las fuerzas internacionales de la ONU intervengan en Ucrania, por lo que la eficacia para mantener la paz internacional por parte del Consejo vuelve a estar en entre dicho y las presiones para cambiar el derecho a voto se han reactivado.
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