Para reducir el mercurio en el atún, se necesitan de grandes esfuerzos globales

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01/03/2024 - 18:00
Atún en el océano

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El atún es uno de los peces más populares en el mundo para consumo humano, pero desde 1971 acumula niveles similares de metilmercurio en su organismo al alimentarse de presas contaminadas -como peces más pequeños o crustáceos-, pese a los esfuerzos globales por reducir las emisiones de mercurio.

Así lo asegura un equipo de 26 investigadores pertenecientes a instituciones de Australia, Estados Unidos, Francia, Japón, Nueva Caledonia o Seychelles y publicado este miércoles en la revista ‘Environmental Science & Tchnology Letters’.

Los autores señalan que se necesitan objetivos de reducción de emisiones de mercurio más agresivos para comenzar a reducir sus niveles en el atún.

Las políticas de protección ambiental han ayudado a reducir la contaminación por mercurio proveniente de actividades humanas como la quema de carbón y la minería en todo el mundo.

Sin embargo, las personas aún pueden estar expuestas al metilmercurio, y los fetos y los niños pequeños corren mayor riesgo de sufrir daños.

Los niveles de contaminación en atún por mercurio, continúan sin reducirse a pesar de los esfuerzos globales

El metilmercurio es una sustancia química particularmente tóxica que afecta el sistema nervioso y se espera que sea la principal forma de mercurio en referencia a la contaminación del atún.

Los investigadores se propusieron determinar si las menores emisiones atmosféricas resultaban en concentraciones de mercurio más bajas en los océanos, específicamente el metilmercurio, que se halla en fuentes de alimentos de la parte superior de la cadena alimentaria, como el atún.

Así, se propusieron analizar las tendencias del mercurio en el atún durante los últimos 50 años. También querían simular el impacto de diferentes políticas ambientales en los niveles de mercurio en los océanos y en el atún en el futuro.

Compilaron datos publicados anteriormente y sus propios datos sobre los niveles totales de mercurio de casi 3.000 muestras de músculos de estos pescados capturados en los océanos Pacífico, Atlántico e Índico entre 1971 y 2022.

Examinaron específicamente el atún tropical, concretamente el barrilete, el patudo y el de aleta amarilla. Estas tres especies representan el 94% de las capturas mundiales de atún. Debido a que no sufren migraciones transoceánicas, cualquier contaminación encontrada en los músculos de esos animales probablemente refleje las aguas en las que nadan.

Una contaminación heredada, transmitida de generación en generación, década antes

Tras estandarizar los datos para permitir la comparación entre décadas y regiones, los investigadores observaron concentraciones estables de mercurio en el atún en todo el mundo desde 1971 hasta 2022, excepto un aumento en el noroeste del Pacífico a fines de la década de 1990.

Sin embargo, el mercurio en el aire disminuyó en el mundo durante ese periodo. Los autores creen que los niveles estáticos en este tipo de pescados pueden ser causados ​​por una mezcla ascendente de mercurio “heredado" desde las profundidades del agua del océano hasta los lugares menos profundos, donde los atunes tropicales nadan y se alimentan.

Entonces, el mercurio “heredado” podría haberse emitido años o incluso décadas antes y aún no refleja los efectos de la disminución de las emisiones en el aire.

Por otro lado, los investigadores desarrollaron modelos matemáticos que simulan tres políticas ambientales progresivamente más restrictivas. Incluso una política de emisiones más severa tardaría entre 10 y 25 años en influir en las concentraciones de mercurio oceánico, y luego se producirían caídas en el atún décadas más tarde.

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