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La crisis climática se intensifica en Europa con fenómenos extremos más frecuentes

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10/01/2025 - 19:30
Mujer abanicándose

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Cada vez más investigaciones científicas advierten que apenas estamos viendo los primeros indicios de la crisis climática, la cual se espera que tenga un impacto creciente con un aumento en los fenómenos meteorológicos extremos. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, se prevé que esta emergencia afecte de manera dispar a las diversas regiones del continente europeo.

En el futuro próximo, se espera que las precipitaciones se intensifiquen en el norte de Europa debido a la crisis climática. En contraste, en el centro del continente se anticipan menos lluvias, pero más intensas cuando ocurran, mientras que en el sur se prevé un empeoramiento de la sequía y los incendios forestales. Estos son los variados efectos de un único desafío.

La crisis climática en Europa

La Agencia Europea de Medio Ambiente ha evaluado cómo ha evolucionado la crisis climática en los últimos años en Europa y ha concluido que es probable que las diferentes regiones experimenten cambios distintos en los patrones.

Un estudio que confirma que, en las últimas décadas, Europa ha experimentado fenómenos meteorológicos y naturales graves y recurrentes relacionados con la crisis climática, tales como sequías, incendios forestales, olas de calor, tormentas y lluvias intensas, los cuales se intensificarán y se presentarán con mayor frecuencia debido al cambio climático.

Además, se señala que, en los últimos 40 años, estos eventos extremos han causado en Europa entre 85.000 y 145.000 muertes y pérdidas económicas que rondan los 500.000 millones de euros.

El verano de 2024 ha sido el más cálido y desastroso para Europa

La Agencia Europea de Medio Ambiente recuerda que el verano de 2024 fue el más cálido registrado tanto en Europa como en el mundo. Solo en los primeros nueve meses de ese año, los incendios forestales arrasaron con más de 370.000 hectáreas de bosque.

En septiembre, las inundaciones graves afectaron a aproximadamente dos millones de personas en Europa Central, y a finales de octubre, las lluvias torrenciales en España, especialmente en la provincia de Valencia, provocaron 230 muertes y la destrucción de viviendas y negocios.

Desde el inicio de este siglo, las olas de calor por sí solas han causado miles de muertes prematuras en Europa, y la Agencia Europea de Medio Ambiente anticipa que su duración, frecuencia e intensidad aumentarán, lo que provocará un incremento significativo de la mortalidad, especialmente entre las poblaciones vulnerables, a menos que se implementen medidas de adaptación.

Asimismo, se espera que la mortalidad relacionada con el frío disminuya debido a la mejora de las condiciones sociales, económicas y de vivienda en muchos países europeos, aunque se reconoce que no existen pruebas concluyentes de si el calentamiento global resultará en una reducción sustancial de las muertes asociadas al frío.

Cambios extremos en el clima

En este contexto, la Aema señala que la crisis climática afectará de manera diferente a cada región de Europa, exacerbando los fenómenos climáticos extremos que ya ocurren con regularidad.

Así, en el norte de Europa se prevé un aumento en las precipitaciones anuales y en las lluvias intensas, mientras que las sequías serán menos frecuentes.

En Europa central, se espera una disminución de las lluvias en verano, pero también fenómenos climáticos extremos más intensos, como precipitaciones más fuertes, inundaciones fluviales, sequías y un mayor riesgo de incendios, con cambios mixtos en las precipitaciones anuales y la aridez.

Por otro lado, en el sur de Europa, las precipitaciones anuales y las lluvias de verano disminuirán, y no se descarta un aumento de la aridez, las sequías y el riesgo de incendios forestales.

Dado que los fenómenos meteorológicos extremos varían según la región, la Aema advierte que las respuestas uniformes no son suficientes para enfrentar la creciente amenaza que estos riesgos representan para las vidas humanas y la propiedad.

Este principio es el fundamento de la estrategia de adaptación de la UE, cuyo propósito es preparar mejor a Europa para gestionar los riesgos y adaptarse a los efectos de la crisis climática.

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