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La organización ambiental Greenpeace afirma que “España continuará atrapada en un modelo basado en los combustibles fósiles” y se agravará la crisis climática si financia “falsas soluciones y trampas para el clima” como el gas a través de fondos europeos de recuperación por el coronavirus.
La falta de regulación y ambición climática está perpetuando el modelo de las empresas de combustibles fósiles
En su informe ‘Por qué lo llaman gas natural cuando quieren decir gas fósil. Radiografía del gas en España’, Greenpeace demanda una mayor regulación y ambición climática, y alerta de que el planeta no puede permitirse una transición ecológica que dependa del gas, por lo que considera necesario fijar una fecha para el fin de su uso en el sector eléctrico no más tarde de 2030 y en el energético antes de 2040.
“Estamos en plena emergencia climática y no podemos perder más tiempo con falsas soluciones ni tecnologías innecesarias: el gas no es una energía limpia ni de transición en la que se deba seguir invirtiendo. Los gobiernos deben evitar que se asignen fondos que mantengan el gas durante muchos más años. Las energías renovables pueden cubrir todas nuestras necesidades”, apunta Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.
Nuño indica que “las mismas empresas que usan el gas para hacer subir los precios de la energía son ahora las que piden millones de euros para nuevos proyectos de hidrógeno, pero sin una planificación y objetivos climáticos ambiciosos”. “Así solo corremos el riesgo de seguir financiando infraestructuras sobredimensionadas a través de subvenciones que perpetúan el uso del gas fósil”, añade.
El gas se ha convertido en la segunda mayor fuente de emisiones de CO2 tanto en España como en Europa
Además, es el combustible fósil que más crece en el mundo. Esta organización ambiental indica que las empresas de combustibles fósiles siguen apostando por el gas y buscan la forma de acceder a subvenciones a través de “falsas soluciones que les permitan mantener su negocio contaminante”.
Por ello, Greenpeace denuncia que “las políticas climáticas nacionales siguen siendo insuficientes para asegurar el abandono de los combustibles fósiles y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero al ritmo necesario para evitar los peores impactos del cambio climático”.
En el contexto de los fondos de recuperación, la organización ecologista pide que los proyectos de hidrógeno que reciban fondos sean solo aquellos en que se haya obtenido exclusivamente con energía renovable, para usarlo como materia prima en la industria o para usos energéticos en los que no haya otra alternativa más eficiente.
El gas no es una energía limpia ni de transición en la que se deba seguir invirtiendo
Ningún rincón del mundo está a salvo de las devastadoras consecuencias del cambio climático. El aumento de las temperaturas es la causa directa de la degradación ambiental, los desastres naturales, las condiciones meteorológicas extremas, la inseguridad alimentaria e hídrica, la disrupción económica, los conflictos y el terrorismo.
Sube el nivel del mar, se derrite el Ártico, mueren los arrecifes de coral, se acidifican los océanos y arden los bosques. Está claro que no podemos seguir así. A medida que el costo infinito del cambio climático alcanza niveles irreversibles, ha llegado el momento de emprender audaces acciones colectivas.
Si los gobiernos, las empresas, la sociedad civil, los jóvenes y el mundo académico trabajan juntos, podemos crear un futuro verde en el que haya menos sufrimiento, reine la justicia y se restablezca la armonía entre las personas y el planeta.
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