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La emergencia climática es real. La comunidad científica no para de aportar datos que evidencian que la crisis climática existe, y es algo a lo que no podemos seguir dando la espalda.
El Índice de Riesgo Climático (IRC), a parte de la gran pérdida de biodiversidad y la propagación de virus y bacterias, nos daba de bruces con la realidad a principios del 2020.
El IRC es una especie de ranking independiente impulsado por la ONG alemana GermanWatch, y se dedica a analizar el impacto que tienen los fenómenos climáticos extremos y los datos socioeconómicos relacionados con estos durante los últimos 20 años.
La emergencia climática es una alarma que nos salpica a todos
Entre 1999 y 2018, a causa de más de 12.000 fenómenos meteorológicos extremos, las pérdidas económicas globales ascendieron a 3,54 billones de dólares.
El índice también notifica que el nivel de exposición y la vulnerabilidad a los fenómenos climáticos a los que se enfrentan las diferentes naciones.
Para elaborar dicha lista, se tienen en cuenta los parámetros como la pérdida en millones de dólares y por unidad del PIB en tanto por ciento o el índice de desarrollo humano.
El IRC 2020, que hace alusión a los datos registrados del 2018, muestra que los diez países más afectados por fenómenos medioambientales adversos durante ese año fueron:
- Japón
- Filipinas
- Alemania
- Madagascar
- India
- Sri Lanka
- Kenia
- Ruanda
- Canadá
- Fiyi
España de momento se aleja de esta lista, pero ya se encuentra dentro de la zona de riesgo al ocupar una posición entre las 40 naciones más vulnerables a la emergencia climática.
Y todos hemos sido testigos de esto. Hemos visto los fuertes temporales de lluvia y viento, el alargamiento del periodo estival, la desertificación que amenaza a un 75% del territorio o las olas de calor extremo.
Fenómenos extremos y emergencia climática
Pero los autores aclaran que no se puede establecer una relación directa entre un único fenómeno extremo y el cambio climático, aunque si que apuntan que es un factor de influencia que cada vez cobra más importancia en la probabilidad de ocurrencia de estos eventos como en el nivel de intensidad.
Esta incidencia se puede ver con el aumento de las temperaturas que experimenta el planeta a nivel global. Es decir, la probabilidad de que se produzcan olas de calor extremas en Europa es entre 10 y 100 veces mayor que hace un siglo.
Este calor extremo es la razón por la que un país como Alemania, que no es habitual en este tipo de clasificación, pase a ocupar las primeras posiciones en el último estudio.
Entre abril y julio de 2018 se registraron las temperaturas más calurosas de la historia del país. Se registraron en estos dos meses unas temperaturas de 2,9º por encima de la media.
La emergencia climática alerta de que, por ejemplo, más de 1.000 personas han muerto como consecuencia de las temperaturas altas, y las pérdidas del sector agrícola por las fuertes sequías, ascendieron a 3.000 millones de euros.
Por su parte, el IRC también realiza un análisis sobre los efectos que tienen estos fenómenos a lo largo del tiempo, para poder determinar hasta qué punto se tratan de eventos excepcionales o bien se da en ellos cierta recurrencia.
En ese sentido, países como Haití, Filipinas o Pakistán manifiestan una tendencia crónica a sufrir desastres naturales de manera continuada.
La emergencia climática afecta en mayor o menor medida a determinados países
El IRC pretende servir como advertencia a los países afectados con el fin de que estos lleven a cabo políticas preventivas y planes de contingencia eficaces frente a los riesgos ambientales como las olas de calor, hucaranes, tifones o las precipitaciones extremas.
La emergencia climática debería de unir las sociedades y dejar a un lado las ideologías políticas. El planeta cambia de manera acelerada. Nuestra vida está en juego.
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