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Cruz Roja ha presentado dos nuevos modelos de intervención claves en el ámbito de la crianza y la parentalidad positiva: ‘Criando en equipo’ y ‘Promoción y apoyo a las parentalidades en positivo’. Ambos, realizados gracias al apoyo del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, tras un proceso de investigación académica, pilotaje y testeo realizado por Cruz Roja y la universidad.
Estas herramientas se han presentado ante 500 profesionales de los Servicios Sociales y entidades del ámbito familiar para que puedan aplicarlos en sus intervenciones. En ellos, se abordan las diferentes etapas del desarrollo de la infancia y adolescencia, mediante enfoques basados en la evidencia científica y la innovación social, como motor de adaptación a los retos que madres, padres y otras figuras parentales enfrentan cada día en el ejercicio de sus responsabilidades.
La presentación, en el marco de la Jornada de Parentalidad Positiva, Preservación Familiar e Innovación Social llevada a cabo hoy en Madrid, ha estado encabezada por Maria Ángeles Cacereño, coordinadora general de Cruz Roja, y ha contado con el apoyo de la directora general de Diversidad Familiar y Servicios Sociales, Patricia Bezunartea, el director de Política Social de la Federación Española de Municipios y Provincias, Joaquín Corcobado, y destacados profesionales académicos en el ámbito de la intervención familiar a nivel estatal.
Estos modelos de intervención son el resultado de cinco años de estudio, elaboración y aplicación en los servicios de atención a la infancia y las familias de la Cruz Roja. Dan respuesta a necesidades ya detectadas por la Organización Humanitaria en anteriores boletines de vulnerabilidad que alertaban de la necesidad de sistemas de apoyo a las familias integrados en la comunidad y que constatan las graves consecuencias que genera la privación material y la pobreza para el desarrollo de la crianza.
Cruz Roja quiere detectar las necesidades psicoeducativas de los niños y niñas
El objetivo principal era conocer el punto de partida de las familias que viven estas situaciones para aprender a detectar las necesidades psicoeducativas de los niños y niñas, y a partir de ahí, desarrollar un manual para dotar a los y las profesionales de herramientas para acompañar a la familia en la crianza, en función de las etapas del desarrollo evolutivo del menor de edad.
Estos programas no sólo representan un avance significativo en la intervención familiar de la Organización, sino que son modelos replicables para otras organizaciones y entidades, garantizando con ello la trasferencia del conocimiento y asegurando que los beneficios de la parentalidad positiva se extienden a más familias en todo el país.
Este tipo de apoyo es crucial para todas las familias, pero especialmente para aquellas en situaciones de vulnerabilidad, como el desempleo o la migración, donde las dificultades aumentan. La privación material y la vulnerabilidad tienen consecuencias directas sobre la crianza que van más allá de lo material: las familias están desbordadas y sienten ansiedad o frustración para poder ofrecer a sus hijos e hijas las mejores condiciones de vida, al centrar gran parte de su esfuerzo en la atención a las necesidades básicas, complicándoles la lectura comprensiva de otras necesidades propias de cada etapa a de sus hijos e hijas.
La parentalidad positiva enseña a identificar y priorizar las verdaderas exigencias de los niños y niñas y fomenta un estilo de crianza atento, respetuoso con sus derechos y ritmos de desarrollo, manteniendo el equilibrio entre las normas y los límites necesarios para un adecuado desarrollo emocional y socialización. Un enfoque que prioriza las necesidades de los niños y niñas sobre las creencias de los adultos.
Los resultados de este trabajo revelan que la participación de las familias en la experiencia de los programas ‘Criando en equipo’ y ‘Promoción y apoyo a las parentalidades en positivo’ contribuyen a mejorar sus competencias parentales, lo que se traduce en mejoras en el desarrollo infantil de sus hijos e hijas. Asimismo, se ha comprobado la eficacia del programa para la detección temprana de dificultades en el desarrollo de niños y niñas.
La atención a las familias y a la infancia ha estado siempre presente en la labor humanitaria del Movimiento Internacional de la Cruz Roja. Tras el impulso de las políticas de bienestar social en España, la Organización se ha visto fuertemente comprometida en estos últimos treinta y cinco años con la promoción del bienestar de la infancia y la adolescencia, movilizando a la sociedad en el reconocimiento y respeto de sus derechos fundamentales y fomentando la calidad de vida de las familias.
Impacto en la primera infancia
El programa "Criando en equipo" cuya autoría es del grupo de investigación Haezi, de la Universidad del País Vasco, a través de metodologías de investigación aplicada, ha sido adaptado al contexto de atención de familias vulnerables que atiende Cruz Roja.
Los resultados han sido evaluados mediante tres instrumentos clave:
- Una prueba sobre desarrollo evolutivo que responde el cuidador o cuidadora principal acompañado de una persona profesional del área psicosocial.
- Una prueba sobre el contexto familiar desarrollada en colaboración con la Universidad del País Vasco, validada para población en situación de vulnerabilidad, que evalúa en qué medida el contexto familiar promueve el desarrollo de los niños y niñas en cinco áreas: comunicación, psicoafectiva, motora, vínculos y lenguaje.
- Una prueba sobre la preparación para la escuela, que responde el tutor o tutora escolar que recoge información desde el ámbito escolar para completar una visión integral del desarrollo del niño o niña.
Estos instrumentos involucran a la familia, al entorno educativo y otros entornos como el de la salud, y de esta forma, el programa activa la creación de una red de apoyo para las familias que sirve de soporte sostenido para la crianza. Las figuras parentales que han participado en el programa reconocen una mejora en sus competencias y un impacto positivo en su labor de crianza, y en consecuencia observan una mejora en el desarrollo de la autonomía y el apego seguro de los niños y las niñas.
Competencias parentales y acompañamiento
El programa de Promoción y apoyo a las parentalidades en positivo ha sido desarrollado en colaboración con la Universidad de Sevilla como una metodología para trabajar con familias que tienen hijos e hijas entre 6 y 17 años, a quienes se les ofrecen experiencias de sensibilización, valoración de su situación parental y familias, intervención grupal psicoeducativa y acompañamiento.
El programa cuenta con un instrumento de evaluación específico denominado ‘Entrevista para la evaluación de competencias parentales’ (ECP-12) mediante el que se identifican las necesidades y fortalezas de las familias. Consiste en una entrevista semiestructurada dirigida al padre o la madre, con preguntas sobre 12 competencias parentales: corresponsabilidad, implicación escolar, percepción adecuada del rol parental, estimulación y estructuración, gestión doméstica, entre otras. Con esta información, se diseñan las sesiones de intervención psicoeducativa grupal, probadas en pilotajes en los que se ha demostrado su eficacia.
Uno de los pilares del programa es la creación de una red de apoyo que incluye a profesionales de diversas áreas como la psicología y el trabajo social, así como a otros actores del entorno comunitario, y otras familias participantes en el programa.
Esta red ofrece un acompañamiento estable que asegura que los cambios en las prácticas parentales sean duraderos y que las familias se sientan siempre apoyadas y comprendidas, incluso tras la realización de las sesiones que componen el modelo de intervención grupal.
El programa está diseñado para todo tipo de familias, como forma de prevención, promoción y fortalecimiento de las competencias parentales positivas, pensando en la repercusión positiva que conlleva para los hijos e hijas que los padres y madres, aun aquellos que no detectan problemas en la crianza, dediquen parte de su energía mental y física a aprender mejores formas de entender, relacionarse y educar a los niños, niñas y adolescentes.
El bienestar infantil depende de la crianza
Pese a los beneficios constatados de estas metodologías, las familias por sí mismas no suelen demandar este tipo de formación, en parte, por considerar que el estilo de crianza de sus hijos e hijas es algo muy personal y privado, y por no estar habituados a la autorreflexión para reconocer aspectos concretos en clave fortalecimiento o mejora de su desempeño parental. Quienes se acercan para participar en este programa en realidad aprenden y perfeccionan su estilo de crianza.
Este trabajo ha revelado que los padres y madres se sienten más seguros al tomar decisiones de crianza y los profesionales involucrados han mejorado en su capacidad para apoyar a las familias. Además, se ha ampliado el concepto de crianza, más allá de la educación en familia, incluyendo factores externos como la comunidad y el entorno.
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