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El agua fría en la ducha o en la bañera también está rodeado de incógnitas para muchos, y es que muchas cosas de las que sabemos o nos han dicho pueden ser verdad o no.
Seguro que hemos oído aquello de que es bueno para la circulación, o que mejora la salud en general.
Por ello, y para resolver estas pequeñas dudillas del día a día, os dejamos algunas preguntas que todos nos hacemos con respecto a ducharnos así.
Agua fría en la ducha: verdades y mitos
- Es verdad que el agua fría mejora la circulación
Al provocar vasoconstricción aumenta el retorno venoso, por lo que la sangre consigue fluir mucho mejor hacia el corazón. Si se combina con el uso de agua caliente, se consigue la vasodilatación, el efecto es aún mayor. Así que no está de más combinar el calor con el frío. Lo que si no se recomiendan son las duchas o baños de agua muy caliente.
- Nos ayuda a despejarnos en las mañanas
El agua fría llena de vitalidad y energía. Esto se debe porque el contacto de la piel con el frío hace que el cerebro lo interprete como peligro inminente, dando lugar a la secreción de noradrenalina y dopamina, activando así el sistema de alerta despejándonos inmediatamente.
Con razón decía mi padre que hay que dejarse rozar tanto por agua fría como por aire frío, para conseguir "eliminar la polilla del cuerpo".
Eso sí, no te duches con bajas temperaturas por la noche, porque puede interferir en el sueño, al igual que no se recomienda en personas no problemas del corazón.
- Pueden contribuir con la mejora del estrés y la depresión, pero no está del todo probado
Algunos expertos creen que haciendo este tipo de duchar el organismo puede volverse más fuerte para lidiar con el estrés y la ansiedad.
El caso es que son solamente teorías, porque no hay estudios ni ensayos que demuestren que las duchas o baños fríos mejoren la depresión.
- Fortalece el sistema inmune
Ducharse con agua al menos durante un mes mejora la respuesta inmune del organismo. Como el frío contrae los vasos sanguíneos de la parte externa del cuerpo, favoreciendo el flujo hacia tejidos y órganos y mejorando la eficacia del sistema linfático, el encargado de transportar desechos y combatir infecciones.
Además un estudio holandés en 2016 así lo demostró observando a más de 3 mil personas que se ducharon con este agua durante 30 seguidos, registrando menor absentismo laboral por enfermedades, comparado con los que no se ducharon con agua fría.
- No ayuda a adelgazar
- Ayuda a la recuperación de los músculos
Volvemos a lo mismo, al favorecer la circulación, muchos deportistas sienten alivio tras haber estado realizando un duro entrenamiento.
Como se acelera el metabolismo de los aminoácido, se acelera la recuperación en caso de roturas o lesiones, cosa que se consigue más si se alternan baños de agua caliente con fría.
- Mejora la piel en comparación con el uso de agua caliente
El agua caliente ataca los aceites esenciales de nuestra piel, resecándola y favoreciendo la aparición de arrugas prematuras. Pero como todo en esta vida, utilizar agua fría en pieles sensibles o con dermatitis también puede crear efectos negativos. Por lo que si, ayuda a nuestra piel el agua no caliente, pero con matices.
Cabe destacar que si quieres bañarte con agua fría tienes que tomar precauciones, y más si padeces de corazón o tiroides. Debemos empezar poco a poco, enfriando el agua de manera gradual para ir acostumbrando al cuerpo al cambio de temperatura y no alargar mucho estos baños, y más si es invierno, porque podremos conseguir el efecto contrario.
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